El mercado ecológico
"Todo indica que la industria medioambiental se encuentra en los umbrales de un crecimiento masivo en todo el mundo". De pocos sectores, quitando el de las telecomunicaciones o la informática, se puede hablar con semejante contundencia y, sin embargo, ésta es una de las frases con las que comienza el estudio sobre las características y perspectivas del mercado ambiental en Andalucía que acaba de publicar el Instituto de Desarrollo Regional (IDR), fundación universitaria que desde 1972, y entre otras tareas de investigación, trata de identificar aquellas actividades productivas que mejor puedan contribuir a la expansión de la economía andaluza.La tasa de crecimiento anual del mercado de bienes y servicios medioambientales roza el 5 % en Europa, aunque España supera esta media con un 7,4 %. Para el próximo año, y según cálculos de la OCDE, se estima que en todo el continente este sector moverá unos 213.000 millones de dólares y, a juicio de los especialistas del IDR, "Andalucía aún puede competir en determinados segmentos de este mercado mundial, que es altamente dinámico, estratégico, con un fuerte efecto de arrastre sobre otros sectores industriales y con importantes perspectivas de expansión".
La comunidad andaluza reúne dos elementos que le otorgan cierta ventaja con respecto a otros competidores. En primer lugar, su posición geoestratégica hace que comparta problemas y potencialidades con territorios muy diversos, tanto del norte de Europa como del área mediterránea y Latinoamérica. Existe, por ejemplo, experiencia en el control de emisiones contaminantes, un problema clásico de los países más desarrollados, pero, al mismo tiempo, se trabaja desde hace años en la lucha contra la erosión o los incendios forestales, cuestiones prioritarias en los países ribereños del Mediterráneo. Por último, el modelo de gestión de espacios naturales protegidos se ha exportado ya a algunos países americanos, donde lo que prima es la conservación del patrimonio natural.
El segundo elemento que facilita una buena posición de partida es el previsible crecimiento de la demanda regional en este tipo de actividades. En pocos años ha surgido toda una industria medioambiental que en la actualidad ocupa a unos 20.000 andaluces, y cuya expansión está determinada por los numerosos programas de mejora ambiental en los que se han embarcado las distintas administraciones.
100.000 millones
Según el inventario realizado por el IDR, en toda la región existen 238 empresas de bienes y servicios medioambientales, que facturan en torno a los 100.000 millones de pesetas al año. En la mayoría de los casos se trata de firmas que comenzaron su actividad hace menos de 15 años. Tanto por su capacidad de facturación como por el empleo generado, se trata de empresas de pequeño tamaño. Lo más habitual es que las ventas anuales de una de estas firmas se sitúen en torno a los 500 millones de pesetas y el número de trabajadores no supere la docena, si bien su cualificación profesional es mayor que la que se registra en otros ámbitos industriales. Sus clientes se localizan mayoritariamente en Andalucía, el resto de España y la Unión Europea, existiendo vínculos todavía poco desarrollados con el Norte de África, América Latina y Estados Unidos.
Tratando de facilitar herramientas que ayuden a la expansión de este sector, el Instituto de Desarrollo Regional ha analizado las oportunidades de negocio en los diferentes campos de la industria medioambiental. Se trata, en definitiva, de conseguir que los inversores se sientan atraídos por este mercado, ya que uno de los factores que limita el desarrollo de estas empresas es la falta de capital riesgo. Tal y como se señala en el estudio, "las compañías no consiguen el dinero que necesitan para prosperar y crecer, entre otras razones porque las entidades financieras son conservadoras, y un sector industrial integrado típicamente por pequeñas empresas de reciente creación, que ofrecen productos de alta tecnología, no inspira mucha confianza".
De los datos recopilados por el IDR se deduce que, para un posible inversor, las actividades relacionadas con la gestión del agua (abastecimiento, saneamiento y depuración) presentan una "excelente oportunidad de negocio", con una rentabilidad media de inversión de casi el 22 % en el ejercicio 1994, aun cuando éste, señala el documento, "fue un año de coyuntura económica desfavorable". La gestión de residuos presenta unas características parecidas, aunque en este caso la rentabilidad financiera es inferior, y apenas si roza el 7 %, si bien las empresas líderes, bien situadas en el mercado y con experiencia suficiente, llegan a alcanzar porcentajes que superan el 20 %.
Situación desigual
En el resto de actividades la situación es desigual. Los apartados menos favorables a la inversión, por su baja rentabilidad, son los relacionados con la asesoría y consultoría y, sobre todo, la lucha contra la contaminación de las aguas, marinas y continentales, y los suelos, sector que soporta elevados costes financieros. De cualquier forma, concluye el IDR, la rentabilidad media de las industrias medioambientales andaluzas supero el 17 % durante el año tomado como referencia en el estudio (1994). Comparado con otros sectores de la economía regional, "se comporta relativamente bien, situándose en el grupo de cabeza". Además, habiéndose realizado el análisis durante un ejercicio en el que la economía aún se encontraba en recesión, "las empresas ambientales acusaron menos la crisis que otros sectores, como el de la agricultura o la ganadería".
Inversiones millonarias
En algunos casos, el estudio del Instituto de Desarrollo Regional, financiado por la Consejería de Medio Ambiente, detalla las inversiones que serían necesarias para cumplir con los objetivos de mejora ambiental que se han marcado las diferentes administraciones. Y todas estas necesidades, que precisan de elevados gastos, habrán de ser atendidas por las empresas del sector, lo que, de alguna manera, les asegura unas buenas perspectivas de futuro.La gestión de las basuras urbanas, por ejemplo, es uno de los problemas más importantes a los que se enfrentan los ayuntamientos andaluces. El diagnóstico de la situación actual, señala el IDR, "pone de manifiesto la existencia de grandes carencias en infraestructuras". Para poder atenderlas sería necesario construir un mínimo de 10 plantas de recuperación y compostaje, así como 18 estaciones de transferencia, lo que supone una inversión cercana a los 14.000 millones de pesetas.
Mayores gastos precisa el tratamiento de los residuos tóxico y peligrosos. La generación de estos desechos podría alcanzar en Andalucía las 400.000 toneladas al año, y en la actualidad se gestionan correctamente unas 74.000. Las inversiones necesarias para satisfacer esta demanda potencial se sitúan en torno a los 22.000 millones de pesetas.
En el capítulo de abastecimiento, saneamiento y depuración de aguas también se anotan importantes carencias, además de un deficiente estado de las infraestructuras existentes.
El Plan Nacional de Saneamiento y Depuración estima que a este capítulo habrá que destinar 347.000 millones de pesetas.
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