Los Quince dan un firme espaldarazo a Solana en un Consejo de reveses para Prodi
Desestimada la propuesta del presidente de la Comisión para reformar a fondo la UE
ENVIADO ESPECIALGuste o no, casi todo fueron disgustos para Romano Prodi y flores para Javier Solana en Helsinki. El nuevo presidente de la Comisión Europea y el primer alto representante de la política exterior de la UE tuvieron suerte opuesta en la primera cumbre europea en la que coinciden. El español vivió el espaldarazo del Consejo Europeo a la futura política europea de defensa y, por encima de todo, se convirtió en el mejor mediador entre griegos y turcos para cerrar el acuerdo más trascendental de la cumbre. El italiano vio, en cambio, rechazadas sus ideas.
Los quince jefes de Estado y de Gobierno desestimaron las propuestas de Prodi a favor de una amplia reforma del Tratado de la Unión, y el presidente de la Comisión tampoco logró evitar que ésta fracasara tanto en fiscalidad como en poner paz en la guerra franco-británica sobre las vacas locas.El periodo de gracia de Prodi parece haber llegado al final. Presidente en ejercicio desde septiembre pasado, la cumbre de Helsinki ha puesto de relieve las dificultades que tiene por delante. Él mismo lamentó ayer el poco éxito que ha tenido la Comisión en dos asuntos de gran importancia. Ni ha podido convencer a Francia para que levante el embargo sobre la carne de vacuno británico ni ha logrado que el Reino Unido acepte armonizar la fiscalidad del ahorro.
Prodi apenas podía disimular el disgusto que le produjo ver cómo los Quince rechazaron todas las ideas que ha ido planteando la Comisión en torno a la reforma de los tratados. Intentó convencerse a sí mismo de que había sido un éxito porque en el futuro podrán añadirse propuestas de reforma a las líneas maestras aprobadas ayer. Pero las conclusiones adoptadas por la cumbre ni siquiera mencionan sus dos principales iniciativas: la fragmentación de los tratados para facilitar su reforma en el futuro y la flexibilización del llamado mecanismo de cooperación reforzada para permitir que un núcleo duro de países pueda llevar a cabo políticas comunitarias de las que otros prefieren quedar al margen.
El texto se aferra a las posiciones de los países más contrarios a una reforma amplia, como Francia y España, al ceñir los trabajos de la conferencia que debe reformar el Tratado a estudiar "el tamaño y la composición de la Comisión, la ponderación de los votos en el Consejo y la posible extensión de la votación por mayoría cualificada en el Consejo, así como otras modificaciones necesarias de los tratados en tanto en cuanto resulten pertinentes respecto de los órganos europeos en relación con la citada temática y a efectos de la puesta en práctica del Tratado de Amsterdam".
Prodi sólo logró lo que él llama "mantener la puerta abierta a otras posibilidades". Una puerta muy estrecha a juzgar por las precisiones efectuadas por el jefe del Gobierno español, José María Aznar: "Las nuevas propuestas deberán ser aprobadas por el Consejo Europeo".
El calvario de Prodi contrastó con la euforia que vivía Javier Solana. "Ha sido un día extraordinario", confesaba a este diario a media noche del sábado, todavía en Ankara, tras obtener el sí del Gobierno al acuerdo por el que Turquía se convierte, con condiciones, en candidato a ingresar en la Unión Europea.
La euforia de Solana tenía una doble explicación. Primero, el Consejo Europeo había asumido el plan para reforzar la política común de seguridad y defensa bajo la autoridad del responsable de política exterior, señor PESC.
Segundo, fue la mediación de Solana la que permitió que Grecia diera el sí a la admisión de Turquía como candidato a integrarse en la UE y que Ankara aceptara, a su vez, los términos de esa admisión. "Solana ha hecho un buen trabajo", subrayó en la mesa del Consejo Europeo el canciller alemán, Gerhard Schröder, algo que destacaron también otros líderes, como el griego Costas Simitis.
La misión de Solana en Ankara despertó algunos celos en la delegación española. "Debo hacer una precisión importante", advertía el viernes el secretario de Estado de Comunicación del Gobierno español, Pedro Antonio Martín Marín: "Es el comisario de Ampliación [Günter Verheugen] quien ha ido a Ankara, acompañado de Solana y de un funcionario de la presidencia".
Aznar fue más generoso que su subordinado, aunque sus elogios sonaron a hueco en la sala de prensa cuando le preguntaron sobre los éxitos de quien algún día puede ser su rival electoral. "Pues me parece muy bien", valoró Aznar el trabajo de Solana. "Tiene la confianza de todos y acaba de llegar (...) en medio de problemas notables y está cumpliendo con éxito su tarea. Por lo tanto, yo felicito todos los esfuerzos que haga Javier Solana por cumplir con sus tareas. Faltaba más".
"Y además le deseo muchísimos más éxitos en el futuro", añadió Aznar. "Porque son los éxitos de todos. Ayer tuvo una misión que cumplir, encargada por el Consejo Europeo. Pues misión cumplida. Por lo tanto, muy bien. Enhorabuena para todos. Más éxitos yo no puedo desear. Lo que le doy de vez en cuando es más trabajo. Como el encargo que ayer hice para hacer el informe de situación sobre los Balcanes", dijo el presidente del Gobierno español.
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