Cambio de guardia en la carretera
El 1 de diciembre del año que viene, los Mossos d"Esquadra serán la única policía con competencia para regular el tráfico en las carreteras y autopistas catalanas. Desde mayo de 1998, los Mossos controlan la demarcación de Girona y desde el pasado mes de mayo, la de Lleida; y el 1 de diciembre del 2000, la Guardia Civil traspasará a la policía autonómica esta competencia en Barcelona y Tarragona.En Girona y Lleida, los conductores se han ido acostumbrado a ver el azul marino del uniforme de los Mossos en lugar del verde de la Guardia Civil. La manera de actuar de unos y otros en la carretera es distinta, pero no radicalmente diferente. Cada cuerpo tiene su propia manera de hacer las cosas, pero las carreteras y los conductores son los mismos. Ello quiere decir que si la Guardia Civil ponía un determinado número de multas de tráfico, los Mossos ponen otro parecido.
Lo mismo pasará con la plantilla. Antes de que el Gobierno central traspasara a la Generalitat la competencia de tráfico, la Guardia Civil tenía una plantilla de 1.100 agentes. El año que viene por estas fechas, la División de Tráfico de los Mossos tendrá 1.309 policías. "Este aumento también se habría dado si la Guardia Civil hubiese conservado la competencia, ya que el incremento de la circulación y de los coches hace que cada vez se precisen más agentes", explica Josep Milán, inspector de los Mossos d"Esquadra y jefe de la División de Tráfico.
La demarcación de Girona tiene una plantilla de 215 mossos y la de Lleida, de 203. Las previsiones para la provincia de Barcelona, la que concentra mayor movilidad, fijan una plantilla de 587 policías con dos áreas de tráfico centrales: Manresa, de la que dependerán Vic e Igualada; y Sant Feliu de Llobregat, la gran central de tráfico de Cataluña, con áreas en Vilafranca del Penedès, Granollers, Barcelona y Sabadell / Terrassa. La provincia de Tarragona, la segunda en movilidad, tendrá 240 agentes repartidos entre las comisarías de Tarragona, El Vendrell, Montblanc, Tortosa y Móra d"Ebre.
Como ya sucede en Girona y Lleida, la filosofía en el momento de crear las nuevas comisarías de tráfico es la de ubicarlas lo más cerca posible de los puntos neurálgicos y nudos de comunicación, porque, señala Milán, se puede reaccionar antes y llegar inmediatamente al lugar de una incidencia. Por eso, la central de tráfico de Barcelona se instalará en Sant Feliu, un verdadero nudo en el que confluyen la autopista A-2, la autovía de Lleida, la carretera N-II y la pata sur y las rondas.
La convocatoria para proveer las plazas de Barcelona y Tarragona ya ha salido en el Diari Oficial de la Generalitat. Como ya sucediera en Girona y Lleida, se reserva el 15% de las plantilla a agentes de tráfico de la Guardia Civil. Ello quiere decir que de los 927 puestos que habrá entre Barcelona y Tarragona, 139 serán para agentes de las agrupaciones de tráfico de la Guardia Civil de las dos provincias citadas.
En la actualidad, la División de Tráfico de los Mossos tiene 52 agentes provenientes de la Guardia Civil que, en palabras del inspector Milán, "se han integrado perfectamente y funcionan muy bien".
El flamante Departamento de Interior dice que no tiene estudios comparativos entre la actuación de los Mossos y la de la Guardia Civil y se muestra reticente a establecer cualquier comparación entre los dos cuerpos policiales.
Las estadísticas oficiales señalan, también en este caso, pocas variaciones entre ambos cuerpos. Así, desde el primero de enero en Girona y desde el primero de mayo en Lleida, los Mossos han realizado en estas demarcaciones 208.000 controles de velocidad por radar, de los que se ha salido denunciados 9.591 conductores por ir a demasiada velocidad. En este mismo periodo y en las mismas demarcaciones, se realizaron 38.803 controles de alcoholemia, de los que 2.237 fueron positivos, es decir, comportaron multa y retirada de carnet, y 556 fueron a parar a la vía penal, lo que supone un juicio y la retirada del carnet por un largo tiempo acompañada de una fortísima multa. Cifras similares a las registradas por la Guardia Civil en periodos comparables.
Los Mossos lo tienen claro en este arranque como policía de tráfico. "El ciudadano nos pone a prueba. Cuando se da cuenta de que estamos para garantizar su seguridad y queremos mejorar el servicio que le damos, nos respeta. Cuando le explicamos que cada vez que retiramos de la vía pública un conductor que ha bebido en exceso y le decimos que, con ello, a lo mejor hemos evitado su muerte o la de otros, nos entiende", explica el inspector Milán, quien añade: "No hemos notado rechazo. Es como si toda la vida hubiésemos estado en las carreteras".
El primer objetivo de los mossos en la carretera -otro no se entendería- es reducir la siniestralidad, "pero esto no es sólo una tarea policial, sino de toda la sociedad", precisa Milán. Y para reducir el número de accidentes, añade el inspector, se aplicará tolerancia cero, es decir, ninguna, "sobre aquellas conductas insolidarias que pongan en peligro la vida de las personas".
Si se tiene en cuenta que el alcohol está presente en más de la mitad de los accidentes, y que esta conducta atenta contra la vida, se entenderá que una prioridad sea concentrar esfuerzos y efectivos en la realización de controles de alcoholemia. Esto y la labor pedagógica de hacer que los conductores tomen conciencia de que determinados hábitos pueden resultar fatales, como no ponerse el cinturón de seguridad: el 40% de los muertos, sobre todo los que viajaban en las plazas traseras, no llevaban colocado el cinturón.
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