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ETA ROMPE LA TREGUA

El PNV busca consolidar su pacto con HB en las instituciones al margen de lo que haga ETA

La dirección del PNV pretende consolidar su colaboración institucional con la izquierda abertzale pese a la ruptura del alto el fuego anunciada por ETA y aunque esta organización cometa actos terroristas, según fuentes de la Ejecutiva que preside Xabier Arzalluz. El grado de colaboración entre las fuerzas nacionalistas vascas dependerá de la capacidad de "desmarque" que demuestre Euskal Herritarrok (la marca electoral de Herri Batasuna) en caso de que la banda armada vuelva a actuar, aunque el PNV ya asume que EH no condenará directamente un eventual atentado.

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La apuesta del PNV es firme y así lo ha hecho saber a los miembros de la Mesa Nacional de HB que han participado en las múltiples conversaciones bilaterales con dirigentes de la formación nacionalista -entre ellos, el propio Arzalluz- desde que ETA anunciara el fin de la tregua. Desde el pasado 28 de noviembre se ha hecho más explícito el debate interno sobre el modelo de país que los peneuvistas discutirán en su Asamblea Nacional ordinaria (congreso) prevista para enero próximo.El PNV ha advertido a sus interlocutores de HB que, de no distanciarse de forma clara de las acciones que pueda llevar a cabo ETA, el lehendakari Juan José Ibarretxe disolvería el Parlamento vasco y habría nuevos comicios, en una clara situación de debilidad electoral para EH. Aunque esta alternativa es considerada "extrema" por buena parte de la ejecutiva nacionalista.

Así, el perfil de la denominada propuesta soberanista, que el PNV tenía prácticamente concluida antes de recibir por sorpresa la noticia de la decisión de ETA, se puede ver afectado. El propio Arzalluz ha insistido en los últimos días en que su partido presentará su propio proyecto político para Euskadi, pero partiendo del actual marco jurídico: el Estatuto de Gernika y el acatamiento (que no voto favorable) a la Constitución.

Desde la Constitución

Es precisamente en el desarrollo de los márgenes establecidos en la Carta Magna, que hoy cumple 21 años, donde diferentes cargos del PNV ven la posibilidad de encaje de sus reivindicaciones de mayores cotas de autogobierno. "Sin romper nada. No preparamos una alternativa al Estatuto. A partir del respeto al actual marco jurídico tratamos de ir hacia delante. Eso está previsto en la propia legislación", sentenciaba Arzalluz hace apenas 48 horas.

De hecho, según comentaron a EL PAÍS algunos de los participantes en la elaboración de la ponencia política que será sometida a la aprobación de la asamblea peneuvista, las vías de encaje sobre la visión de la territorialidad vasca de los nacionalistas están bastante definidas. Se haría, según dichas fuentes, desde el respeto a la voluntad mayoritaria de los ciudadanos afectados, tomando como ejemplo otros debates sobre territorialidad que ya se están sustanciando en este momento, como el que afecta al Condado de Treviño, enclave burgalés en la provincia de Álava.

El PNV, por boca de su presidente, pretende "poner sobre la mesa" las diferentes alternativas que tanto HB como EA puedan tener sobre el "modelo de país". Por su parte, Arnaldo Otegi presentará la propuesta de EH el próximo sábado en Pamplona. Pero Arzalluz ya ha advertido que no se dejará "arrastrar" por ninguna iniciativa, ya que el PNV tiene la suya y está dispuesto a buscar los puntos de encuentro, "que los hay, al igual que discrepancias".

"No se trata de imponer nada a nadie", señalaba esta semana un miembro del Gobierno vasco, "sino de abrir sin ningún temor un debate político que permanece larvado y que sirve de pretexto a los violentos".

"Aquí no se trata de excluir a nadie" concluía "sino de que cada uno defienda un modelo, el que sea, pero uno. No como ha pasado hasta ahora, que se ha satanizado el Acuerdo de Lizarra y ni siquiera se ha puesto una alternativa sobre la mesa".

Los dirigentes peneuvistas aseguran que en este debate "no sobra nadie", ni EH, ni el PSOE, ni el PP. Y aunque la posibilidad de trabajar con HB parecía impensable antes de que ETA declarase el alto el fuego en septiembre de 1998, ahora se aprecia su trabajo institucional en los últimos 14 meses.

"No se ha valorado bien esta evolución", indicaba el pasado domingo Arzalluz, aunque para el futuro serán determinantes las líneas que salgan de los debates internos no sólo en la coalición de Otegi, sino también en el PNV. Ambas formaciones atraviesan sendos procesos de renovación que concluirán en los primeros meses del año 2000.

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