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ETA ROMPE LA TREGUA

Felipe González lamenta que la banda marque "la agenda política nacional"

Javier Casqueiro

El ex presidente Felipe González inició ayer su intervención en la conferencia sobre política exterior organizada por el PSOE con cierto espíritu autocrítico por la capacidad que tiene un grupo minoritario y violento como ETA para "marcar la agenda política nacional". El ex líder del PSOE acabó con una diatriba general contra José María Aznar por su "falta de proyecto para España". Todo quedó relacionado. Y no se olvidó de defender a Joaquín Almunia por su reciente encuentro con Xavier Arzalluz para hablar de algo "bastante serio", el proceso de paz, frente a las "frívolas y despectivas" críticas que esta reunión mereció al jefe del Gobierno.

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González no dudó ayer en salir en defensa del secretario general de los socialistas, Joaquín Almunua, por su reciente reunión con el líder del PNV, Xabier Arzalluz. Tras advertir primero a la prensa de que no pensaba hacer declaraciones ni previas ni posteriores a la conferencia sobre política internacional en la que iba a participar, el ex presidente del Gobierno socialista buscó acomodo en el preámbulo de su charla para criticar a todos los partidos porque "un grupo tan representativo de la voluntad nacional como el grupo terrorista ETA", ironizó, "haya conseguido marcar la agenda política nacional". Esa reflexión le sirvió para asegurar que "algo está ocurriendo en nuestro país para que eso ocurra" y para enlazar con que aún es más preocupante que este hecho sorprenda.González aderezó su exposición sobre la actual falta de peso internacional de España con sarcasmos e ironías bastante explícitas sobre el escaso nivel del Gobierno del PP y en concreto de Aznar. Y acabó todos esos argumentos con uno global que le sirvió para retornar también a la compleja situación en Euskadi. González cree que Aznar "no tiene un proyecto para España" ni en el interior ni en el exterior.

Rechazó también que desde el Gobierno y el PP "se puedan hacer consideraciones frívolas y despectivas" por la cita entre una persona "seria" como Almunia y Arzalluz para hablar de algo "bastante serio" como es el proceso de paz, y aseguró tajante que ningún responsable político de los que ahora manifiestan su sorpresa por el final de la tregua dice la verdad. González piensa que todos se lo esperaban y que realmente "no están sorprendidos". Con ello dio a entender que la entrevista entre Almunia y Arzalluz ya aportaba una señal de que el proceso de paz no iba bien, lo que en su opinión debería ser motivo de preocupación para La Moncloa.

Almunia, que también participaba en esta conferencia, vino a confirmar esta versión cuando se le preguntó si Arzalluz le había dado alguna pista concreta en ese sentido. Contestó que no, pero añadió que el escenario actual era previsible desde julio, cuando ETA se negó a concertar un nuevo encuentro con el Gobierno central tras el fracaso de la reunión celebrada en Zúrich, en mayo pasado.

Almunia reiteró su disposición total a entrevistarse y conversar tanto con Aznar, algo que hizo ayer mismo como con cualquier otro dirigente en la búsqueda del mayor consenso democrático frente a la amenaza de ETA. El líder del PSOE no se salió en ningún momento de este guión de colaboración absoluta con el Ejecutivo y los demás partidos democráticos. Es más, aprovechó para relegar cualquier discrepancia de criterio en beneficio de la unión general.

En su opinión, lo relevante ahora es poner de manifiesto bien claro que la banda terrorista es la única responsable "de que esta esperanza de paz haya quedado ensombrecida". Constató, eso sí, en posible alusión a los responsables actuales de La Moncloa y de determinados partidos nacionalistas vascos, que "algunos han caído en la tentación del reparto de culpas y de salpicar a todos". Almunia entiende que ese ejercicio no conduce a ningún sitio y que "sólo ETA es la culpable porque es la que ha declarado que puede volver a matar".

Los pasos a dar, según Almunia, sólo deben conducir a buscar "cuanto antes más unidad y consenso", a "apoyar a las fuerzas de seguridad para impedir atentados" y a reafirmar las convicciones democráticas. Sostiene que así, marginando las posibles diferencias entre los demócratas, se dejará sin ninguna vía de esperanza a los violentos.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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