Una pasión por el compromiso
El filósofo de Derecho Gustav Radbruch escribió, en años sombríos para su patria, que las banderas eran tanto más nobles, tanto más respetables, cuantos más desgarros y heridas mostrasen por los vendavales de la historia, por el azote del tiempo en que vivimos. Lo mismo cabe decir -si me permiten parafrasear al ilustre jurista social-demócrata- de algunas palabras significativas de nuestra vida social y política como democracia, libertad, tolerancia, convivencia política libre, pacífica y plural. Viejas palabras, antiguas, venerables, cuyo hondo significado parece hoy desgastado, casi trivializado, por su empleo abusivo e impropio, cuando no por su invocación en vano por quienes están llamados a preservarlas."Libertad y Verdad", escribió Adam Michnik en su admirable y modélico Decálogo para periodistas, "son dos palabras de gran valor y contenido sagrado y no pueden ser usadas sin prudencia y sensatez. Cuando se abusa de las palabras sagradas pierden su valor y se convierten en términos vacíos y triviales" o, lo que es peor, se convierten "en un arma de intimidación, en una mordaza o en una porra para los que tienen otras ideas". "Si el servilismo puede ser llamado valentía; el conformismo, sensatez; el fanatismo, lealtad a los principios; y la tolerancia, nihilismo moral, vemos que la palabra se convierte en un medio para falsificar la realidad".
Al distinguir en este acto al periodista polaco Adam Michnik con el Premio de Periodismo Francisco Cerecedo en su XVI edición, aquéllas palabras cuya memoria he evocado cobran plenitud de sentido. Porque en la trayectoria personal del hombre que esta noche galardonamos se encarnan de manera admirable la significación más noble y clara de las palabras democracia, libertad, tolerancia y convivencia política.
Nacido en Varsovia en 1946, diputado y periodista, director del diario Gazeta Wyborcza, su biografía es, desde tempranos tiempos juveniles, la de un luchador por la democracia y el Estado de derecho en su país, consciente de la responsabilidad intelectual y profesional que en la construcción de la democracia política corresponde al periodista y a la prensa como institución social. Una prensa libre e independiente, que es la garantía de una institución política fundamental que es la opinión pública libre, indisolublemente ligada con el pluralismo político que es un valor fundamental y un requisito del funcionamiento del Estado democrático, sin la cual quedarían vaciados de contenido real, reducidas a formas hueras las instituciones representativas y absolutamente falseado el principio de legitimidad democrática que enuncia la Constitución.
Y éste es el hombre que el jurado de este Premio de Periodismo Francisco Cerecedo, al valorar su candidatura, ha visto en Adam Michnik, un periodista e intelectual independiente, libre, que ha entendido su trabajo más que como una profesión, como una "pasión moral por el compromiso con el debate público". Como él mismo ha dejado escrito, "si el resultado de la verdad es la libertad, el resultado de la falsedad es la violencia".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.