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El Ejército ruso lanza la ofensiva final para reconquistar Chechenia

Los militares rusos anunciaron ayer el comienzo de la tercera etapa en su campaña militar contra los independentistas chechenos, mientras el presidente Borís Yeltsin permanecía en su residencia de las afueras de Moscú tratando de curarse con medios caseros la bronquitis y la gripe que le aquejan. La enfermedad de Yeltsin ha provocado los más diversos y descabellados comentarios en la prensa, desde que todo es una comedia para evitar firmar el tratado de unión con Bielorrusia hasta que se trata de un golpe de Estado.

Valeri Manílov, vicejefe del Estado Mayor General de la Fuerzas Armadas, declaró ayer que en Chechenia ha comenzado la tercera etapa de la "operación antiterrorista", como define el Kremlin la guerra contra los independentistas. El objetivo de la nueva etapa es "terminar de aniquilar a las formaciones de bandidos en sus propias bases", señaló Manílov, agregando que la mayor parte de esta tarea se cumplirá "este mismo año".Las declaraciones del alto oficial significan que los militares planean continuar su avance hacia las montañas del sur de Chechenia, donde se encuentran las principales bases de la guerrilla chechena. Lo que no está claro es lo que harán con Grozni: si se lanzarán al asalto de la capital rebelde antes de proseguir hacia el sur o si optarán por dejarla rodeada hasta obligar a capitular a sus defensores mientras el grueso de los soldados continúa su ofensiva en las montañas.

La artillería rusa ha estado bombardeando intensamente Grozni en las últimas 24 horas, concentrando su fuego principalmente en el barrio Promislóvoye, donde se encuentra el cuartel general de Ruslán Gueláyev, general de brigada checheno que es uno de los principales responsables de la defensa de la capital rebelde. Para hacerse una idea de la intensidad del bombardeo baste decir que, como media, los artilleros lanzaban ayer un proyectil cada 20 segundos.

Presencia permanente

Manílov dijo que los ataques de la aviación y la artillería "seguirán con la misma intensidad", pero aseguró que en esta tercera etapa se dará mayor importancia a "las tareas político-económicas". La presencia militar en Chechenia será permanente y no estará en contradicción con las limitaciones de los flancos previstas por el tratado de armas convencionales, cuya adaptación a las nuevas realidades fue aprobada y firmada en la reciente cumbre de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) en Estambul.

La presencia militar será, según Manílov, la que garantizará la realización eficaz de las "tareas político-militares", es decir, de normalización de la vida en los territorios de Chechenia controlados por los rusos.

Pero la verdad es que, por el momento, la población local ve con desconfianza la presencia de los soldados. Y con razón, ya que con frencuencia éstos se dedican a merodear. El jueves por la noche varios uniformados llegaron en un blindado a la aldea ingush Ordzhonikídzevskaya a comprar vodka, y como no había, furiosos, abrieron fuego indiscriminado con sus Kaláshnikov, causando la muerte de una muchacha.

Mientras tanto, en los alrededores de Moscú, Yeltsin combate su resfriado siguiendo los consejos de la medicina popular rusa: toma leche caliente con miel y té con mermelada. Yeltsin se sintió mal el jueves durante una reunión con miembros del Consejo de Seguridad Nacional, y en el hospital le diagnosticaron una infección viral con bronquitis aguda. El hecho de que Yeltsin se haya enfermado durante esa reunión consagrada al problema checheno y a la firma del tratado de unión con Bielorrusa ha dado pie a diversas teorías. Varios políticos y periódicos opinan que se trata de "una enfermedad diplomática" para aplazar la firma del polémico tratado, mientras que otros dan explicaciones más dramáticas. Así, el diario Segodnia comenzaba su artículo en primera página dedicado a este tema con la siguiente pregunta: ¿Hay un golpe militar en Rusia?

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