El Hospital General pide el perdón de sus deudas a las administraciones para atraer capital privado
El Hospital General de Cataluña (HGC), que ha presentado quiebra voluntaria, pretende que las administraciones le perdonen deudas por valor de 12.000 millones de pesetas para así conseguir nuevos accionistas. El centro hospitalario anunció ayer su intención de que la Seguridad Social, Hacienda y el Instituto Catalán de Finanzas (ICF) le perdonen sus deudas. Pere Narbona, presidente del centro hospitalario, aseguró que ha instado la quiebra aconsejado por la Administración, que le "prometió negociar ayudas si entraba en un proceso concursal".
La empresa admite que su quiebra -instada ante un juzgado de Rubí con un pasivo de 17.039 millones de pesetas- es una medida de presión dirigida al Estado y a la Generalitat. El grupo adeuda 12.000 millones a las administraciones públicas: 3.900 millones a la Seguridad Social, 4.500 millones a Hacienda y 3.600 millones avalados por el ICF. "Sólo una condonación total o parcial puede salvar al HGC", afirmó Narbona. El presidente del hospital, situado en Sant Cugat del Vallès, intentó hace unos meses negociar la deuda del ICF -dependiente de la Generalitat- y recibió de la Administración la respuesta de que sólo se pueden perdonar deudas a empresas inmersas en procesos de suspensión de pagos o de quiebra. En la última junta general, celebrada en junio, Narbona obtuvo el plácet de los representantes de los socios para llevar los libros a los juzgados, pero decidió esperar a que se celebraran las elecciones autonómicas para presentar la quiebra.
Negociación con el ICF
Uno de los primeros pasos de este proceso será que los bancos que concedieron créditos con avales del ICF reclamen el cobro a este organismo. Se trata del Midland, el BBVA y La Caixa. Los gestores del Hospital General de Cataluña negocian desde hace años la venta de la empresa hospitalaria con varios grupos inversores.
De los potenciales compradores, el que tiene más posibilidades es la Universidad Internacional de Cataluña (UIC), que ya posee instalaciones de la Facultad de Medicina en el recinto. Sin embargo, el presidente del consejo social de la UIC, el empresario metalúrgico Josep Maria Pujol, manifestó ayer que no conocía la intención del hospital de instar una quiebra y que con la nueva situación revertía su intención de invertir en el HGC. Pujol añadió que incluso la universidad podría plantearse retirar sus instalaciones docentes del edificio.
Narbona dejó claro que la negociación con un posible nuevo socio sigue abierta y afirmó que el hospital está dispuesto a vender su edificio. La sede del HGC, enclavada en el centro del Vallès, a pocos metros de la estación de Sant Cugat, junto a una red de autopistas y cerca de la futura estación del AVE, puede alcanzar un valor de mercado de 30.000 millones de pesetas. El hospital tiene espacio para 750 camas, pero sólo hay en servicio 250.
El Departamento de Sanidad anunció que mantendrá las prestaciones encargadas hasta ahora al centro, que en los últimos años ha ingresado por este concepto unos 1.500 millones anuales. Con todo, Sanidad estudia "soluciones alternativas" por si la quiebra voluntaria acabara afectando a la actividad asistencial, dijo ayer Josep Prats, director del Servicio Catalán de la Salud. De momento, la sanidad pública continuará enviando a los servicios de cardiología y oncología del Hospital General pacientes del área sanitaria que no puedan ser atendidos en los hospitales públicos del Vallès, tal como venía haciendo hasta ahora.
Tras conocerse la quiebra, el Partit dels Socialistes anunció que presentará hoy mismo en el Parlament una serie de preguntas dirigidas al consejero de Sanidad, Eduard Rius, sobre la política seguida por su departamento en relación con el HGC. Carme Figueras, portavoz socialista en temas sanitarios, afirmó que "la Generalitat ha sido muy generosa con el HGC dando avales" y recordó que el hospital factura a la Administración 1.700 millones de pesetas por atender enfermos de la Seguridad Social, sin ser un centro concertado.
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