_
_
_
_

El caos y la revancha minan la paz

Cada día se queman casas de serbios, la luz y la electricidad son escasas y la justicia apenas existe

Cinco meses después de que las fuerzas de la OTAN tomaran el control absoluto de Kosovo, hay escasa electricidad y agua; las calles están llenas de basura; el tráfico es un caos, sin semáforos que funcionen ni agentes de tráfico; hay pocos coches con matrícula, y nadie tiene nuevos documentos de identidad.Cientos de miles de albaneses deportados por los serbios han regresado de los campos de refugiados, y las minorías serbia y gitana continúan siendo acosadas y atacadas. El Gobierno de Naciones Unidas en Kosovo, a falta de los fondos de los países que combatieron y ganaron la guerra, es incapaz de pagar los salarios incluso a los empleados públicos que están supuestamente bajo su control.

La justicia apenas se deja ver, y los tribunales prácticamente no existen; los atracos, robos de apartamentos, extorsiones o asesinatos ocurren en la casi total impunidad, algunos de ellos como parte del crimen organizado.

Sólo hay 1.700 policías internacionales para garantizar la seguridad, y las patrullas de la fuerza de paz dirigida por la OTAN son normalmente estáticas y no agresivas.

Cada día se queman casas de serbios de una forma organizada, aumentando la presión para que esta minoría huya o se encierre en guetos rodeados de albaneses hostiles que les recuerdan su propia represión.

La realidad de venganza e intolerancia está erosionando el objetivo de Naciones Unidas de una sociedad multiétnica, y la única organización multiétnica que funciona es la nueva fuerza de policía, donde sólo unos pocos de los 170 cadetes graduados son serbios o miembros de otras minorías.

El representante especial de la ONU para derechos humanos en la exYugoslavia, Jiri Dienstbier, ex disidente checo, declaró hace unos días que "la extensión de la limpieza étnica de albaneses acompañada de asesinatos, torturas, saqueos y quema de casas ha sido reemplazada por la limpieza étnica de serbios, gitanos, bosnios y otros no albaneses, acompañada de las mismas atrocidades".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_