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Reportaje:

El deporte del mapa y la brújula

Una cartografía adecuada para la competición puede costar entre 600.000 y 800.000 pesetas

"Al final, el mapa acaba siendo como la foto de la novia, conoces todos y cada uno de sus rasgos", asegura Jesús de la Fuente. Él fue el encargado de importar al País Vasco en 1986 un deporte conocido como orienteering en el resto de Europa. Casi 15 años después, dos clubes, el Club de Orientación de Bizkaia (Cobi) y el Club de Orientación de Álava (Coa), insisten en desarrollar la orientación por la vía del trabajo a destajo. Hasta 17 pruebas organizan en una temporada que va aparejada al curso escolar. "De momento, no crece demasiado, entre otras razones, por la falta de cultura. Es necesario comprar mapas, saber leerlos, y al parecer eso no es fácil", apunta Jesús.A finales del siglo pasado, este deporte nacía casi como consecuencia lógica de la obligación de saber orientarse en la nieve e inmensos bosques de Escandinavia. Después de la Segunda Guerra Mundial esta práctica llegó a la meca del deporte. Gran Bretaña acogió la orientación casi como propia. A partir de ese momento, el desarrollo, aunque lento, ha sido sostenido. En España entró de la mano de Martin Kronlund, un atípico profesor sueco de esgrima que impartía clases de orientación entre sus asignaturas en el Instituto Nacional de Educación Física de Madrid. Uno de sus alumnos fue el actual director de Deportes de la Diputación Foral de Vizcaya, Luis Solar.

Las actuales carreras de orientación son "una contrarreloj individual sobre un recorrido desconocido cuya distancia y dificultad varía en función de la categoría a la que pertenezca el participante", resume el presidente del Cobi, Héctor Burgoa. El objetivo es localizar todas y cada una de las balizas diseminadas por un terreno con accidentes naturales muy pequeños. "Ésos son los dífíciles de leer en el mapa y los que ofertan más interés a las pruebas", asegura Josu Ullibarri, organizador de la prueba nocturna de Urkiola.

Los participantes únicamente pueden servirse de la ayuda del mapa, que aporta la organización de la cita, y la brújula. Los mapas son complicados y "muy, muy caros de elaborar", destaca Héctor quien recuerda que exiten especialistas dedicados exclusivamente como labor profesional a la elaboración de mapas de zonas determinadas. "El precio de cada mapa oscila entre las seiscientas y las ochocientas mil pesetas", confirma.

Nuevos tiempos

Los tiempos han cambiado. Inicialmente se trabajaba con mapas básicos de la Diputación o el Ejército, pero éstos están pasando a mejor vida. "Hoy en el club disponemos de cuatros mapas para realizar nuestras pruebas", confirma el presidente del Cobi mientras destaca "el esfuerzo realizado para disponer de ellos, pues es necesario pedirlos con casi un año de antelación".

La decisión se tomó apoyada en la existencia de una simbología internacional específica de orientación que permite salvar la barrera del idioma entre aquellos que concurren a las pruebas.

Los participantes, más de la mitad de los cuales acude con la única intención de llegar paseando a las diferentes balizas, cumplen recorridos que van desde los 12 kilómetros en categoría élite a los apenas 3 de la iniciación. Independientemente de la distancia, lo cierto es que la accidentalidad es prácticamente nula. "En diez años como participante sólo me he hecho un esguince", recuerda Héctor. Mientras Daniel Cortés, uno de sus rivales habituales en categoría élite, reconoce que "lo más que sufrimos son pequeñas heridas y rasguños".

Organización huérfana

El deporte de orientación se resiste a ser ignorado. Pese a la existencia en firme de tres federaciones regionales (Cataluña, Murcia y Andalucía) aún no dispone de una federación española que las englobe. Por el momento, la Asociación Española de Clubes de Orientación (AECO) es la referencia y, presuntamente, el germen de la futura federación.En Euskadi ni siquiera se ha culminado el paso previo. "No estamos reconocidos como modalidad deportiva por el Gobierno vasco", apunta Héctor Burgoa en calidad de presidente del Club de Orientación de Bizkaia (Cobi). De momento, la Diputación Foral de Vizcaya sí lo hace implícitamente al asignarles un local en la llamada Casa del Deporte de Jose María de Eskuza. Allí tienen previsto realizar un nuevo curso de iniciación entre los días 13 al 15 del próximo mes de diciembre.

Tanto el Cobi en Vizcaya como el Coa de Alava, con sus más de 200 asociados entre ambos, protagonizan la representación vasca de este deporte a la hora de acudir, entre otras, a las doce pruebas de una Liga Nacional desarrollada sin el amparo de una federación.

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