El problema de Ucrania
Leonid Kuchma, recientemente reelegido presidente de Ucrania, no es un calco de Borís Yeltsin en todos los aspectos, (...) pero tanto ellos dos como sus respectivos países comparten un montón de desagradables similitudes.Para ser justos con Kuchma, hay que admitir que ha llevado bien la política exterior ucrania. (...) Como nación, Ucrania se ha más o menos reinventado, lo cual no carece de importancia.
Pero ha fracasado tanto en su economía como en su adhesión a los principios democráticos y el gobierno de la ley. La reforma ha sido débil, y la corrupción es endémica. Kuchma ha permitido a sus amigos enriquecerse de manera importante.
Su reelección fue en sí misma un asunto sucio. Al principio, muchos gobiernos occidentales reconocieron que era el precio a pagar por dejar fuera a los comunistas. Pero a la larga este argumento falla. Alienta sentimientos de nostalgia por los viejos tiempos y ha dado crédito a la vieja caricatura soviética del capitalismo como pillaje y codicia.
Debe quedar claro que Ucrania será en principio bien recibida en la Unión Europea y otros clubes occidentales, una vez saneada. (...) Ucrania no debería recibir ayuda ni de otros gobiernos ni del FMI hasta que la reforma se ponga de verdad en marcha. La ayuda debería ir (...) a aquellos que tratan de construir un sentido de conciencia cívica, por desgracia ausente.
(...) Haciendo la vista gorda con un régimen como el de Ucrania, Occidente se arriesga a que los ucranios detesten los modos occidentales para siempre.
, 20 de noviembre
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