Pujol expresa su malestar porque el PP alardea de domar su nacionalismo

A Jordi Pujol no le hace mucha gracia que los dirigentes del PP presuman de haberle arrancado alguna concesión política en el reciente debate de su sexta investidura como presidente de la Generalitat. Ninguno de los compromisos que él y su coalición firmaron con el PP para conseguir en el Parlament los 12 votos que le dieron la mayoría absoluta se aparta ni un coma de lo que desde hace un año viene predicando él mismo, aseguró ayer. Lo dijo para responder a las advertencias que en tono acusatorio había formulado a mediodía el ministro portavoz del Gobierno, Josep Piqué.

El ministro se refirió a una supuesta intención de los nacionalistas catalanes de reformar la Constitución, tal como había manifestado por la mañana el secretario general de Convergència, Pere Esteve.El presidente catalán estaba ayer en Berlín, en el primer viaje al extranjero desde su investidura. Estaba particularmente satisfecho de poder reanudar sus relaciones exteriores, de las que lamentó que el largo periodo preelectoral le haya apartado durante meses. Por esta razón no deseaba hablar de los asuntos políticos de Cataluña o España, sino de lo que había explicado en un seminario sobre la Europa del euro en el que había participado también el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Joshka Fischer. Pero cuando supo que Piqué había calificado de "especialmente frívola" la pretensión de los dirigentes de CiU de que el pacto de investidura no es una renuncia a la reforma de la Constitución, saltó como si le hubieran pinchado. "Ninguna de las posiciones que he explicado en los últimos meses entra en conflicto con lo que hemos firmado para lograr la investidura", aseguró tajante. El secretario general de Convergència Democràtica, Pere Esteve, había dicho que la reforma de la Constitución es un derecho al que nadie tiene por qué renunciar, y CiU tampoco. Este último partido interpreta que sus compromisos de investidura con el PP no suponen la renuncia a nada.

Otra cosa es, sin embargo, que estas reformas figuren entre sus intenciones. Todo lo que Pujol y CiU pretenden conseguir en los próximos cuatro años está perfectamente explicado, recordó el presidente, en cuatro conferencias que él ha dictado con solemnidad, y subrayando su carácter programático, durante el último año. Las enumeró: la primera versaba sobre el trato fiscal que Cataluña recibe y el que debiera recibir; la segunda trataba sobre la elevación de las cotas de poder político de la Generalitat; la tercera, sobre una política económica orientada al crecimiento, y la cuarta, sobre los aspectos sociales que desarrollar como fruto de todos los anteriores objetivos. "El discurso de investidura no es más que un refrito de todo esto", afirmó.

Cenar a las nueve

La conclusión es que se equivocan quienes pretenden que en el pacto para la investidura le arrancaron algo o impidieron que se introdujera por caminos distintos a los deseados por él mismo. "Pido a la gente que se lea mis discursos", dijo refiriéndose a Piqué. Recordó que están todos publicados, y en cuanto al del debate de investidura, puede encontrarse en el diario de sesiones del Parlament. Incluso se permitió bromear sobre la actitud que el PP ha adoptado en la última semana sobre su apoyo a la investidura, presentándola como una domesticación del nacionalismo de CiU. "Es como si yo dijera: "Mañana cenaré a las nueve". Y alguien dijera también: "Mañana, tiene usted que cenar a las nueve". Y luego, cuando ya efectivamente ceno a las nueve, va y se vanagloria de haberlo conseguido".

Por si quedaba alguna duda o algún cabo suelto, Pujol explicó también que sus propuestas sobre la manera de dotar a la Generalitat de más capacidad política se basan en trabajos de dos profesores universitarios, Enric Argulloll y Josep Bayona, que son conocidos y cuyas líneas generales han sido difundidas a través de la prensa.