Relevo en familia

Con los detenidos ayer en Irún y la presunción de que el huido sea Iraun Zabaleta, hijo del dirigente etarra encarcelado José Javier Zabaleta Elosegi, Baldo, ya son cuatro los hijos de activistas de ETA a los que la policía descubre, en el plazo de un mes, sustituyendo a sus padres. El 30 de septiembre pasado, una de las detenidas en Pau tras el robo de dinamita en Bretaña, junto con Jon Bienzobas, presunto asesino del jurista Francisco Tomás y Valiente, resultó ser Argi Perurena. Ya había sido detenida hace dos años, cuando tenía poco más de veinte, acusada entonces de colaborar con el jefe de los comandos ilegales de ETA, Jose María Agirre Lete, Patas. El padre de esta mujer, responsable en la época del aparato de mugas (pasos fronterizos clandestinos), fue asesinado por los GAL en 1984, cuando ella tenía 7 años, delante de su casa.Que se sepa, hay ya cerca de una docena de hijos de conocidos miembros de ETA que han tenido problemas con la policía y la justicia tras iniciarse en el camino del activismo violento siguiendo los pasos de sus padres.

Casi todos ellos nacieron después de la amnistía, en la segunda mitad de los años setenta, cuando la democracia comenzaba a asentarse en España y Euskadi. La mayoría son ciudadanos franceses. Son también el resultado del modo de vida emprendido por sus padres al otro lado de la frontera, huyendo primero de la policía española y después también de la del país vecino.

Han crecido rodeados de otros prófugos y de sus hijos, acudiendo a los mismos centros escolares, relacionados con los mismos y escasos miembros de la red de apoyo de ETA en Francia y arropados entre sí, en un mundo pequeño y cerrado, siempre marcado y supeditado al activismo, la clandestinidad, las visitas a la cárcel o incluso la muerte de sus progenitores.

Ahora se encuentran y agrupan en la organización Gazteriak, el equivalente vascofrancés de Jarrai, un grupo alegal, a cuyo frente estaba hasta su detención Egoitz Urrutikoetxea, el hijo de José Antonio Urrutikoetxea, Josu Ternera.

En algunos de los casos, como el de Argi Perurena, perdieron a sus padres en atentados o en tiroteos con la policía. En el mismo caso se encuentra uno de los detenidos ayer, Aratz Gómez, hijo de un refugiado asesinado en Bayona por el Batallón Vasco Español en 1979. Aratz nació tres meses después de morir su padre.

Otra joven, Izaskun Urionabarrenetxea, fue detenida hace dos años como colaboradora del comando Kattu, desarticulado en octubre de 1997. Su padre, Manuel Urionabarrenetxea Betanzos, Manu, murió en 1989 en un tiroteo con la guardia civil, en un peaje de la autopista, cuando el comando Araba al que pertenecía se retiraba a Francia tras una campaña de atentados.

Hay más. El ya citado Egoitz Urrutikoetxea, hijo de Josu Ternera, ingresó en prisión en Francia por varios sabotajes casi a la vez que las autoridades francesas entregaban a Madrid a su padre. Iker López de Abetxuko fue detenido en Vitoria por la Ertzaintza unos meses antes de que su padre, José Ramón López de Abetxuko, fuera también extraditado a España. Ignacio Rego Sebastián apareció enrolado en el mismo comando que su padre, Juan José Rego Vidal, y ambos cumplen condena por intentar matar al Rey en 1995.

Jon Ander González, en cuya habitación de niño retuvieron sus padres a un secuestrado mientras él estaba en un campamento infantil, entró en la cárcel a los 19 años, condenado por el atentado en el que resultó abrasado en Rentería el ertzaina Juan José Ruiz Sagarna. Su padre disfrutaba del tercer grado penitenciario desde hacía cuatro años y la madre lo obtuvo pasados unos meses de la detención de su hijo.