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30 especialistas en rescates buscan a un montañero extraviado en la sierra

Una treintena de especialistas en rescates de la Guardia Civil, bomberos de la Comunidad y la Cruz Roja buscaban desde las 9.53 de ayer a un montañero de 21 años, que se perdió en la densa niebla de la sierra. El rastreo se mantuvo durante esta madrugada, a una temperatura de unos cinco grados bajo cero, entre las cumbres de la Bola del Mundo y Cabeza de Hierro, a más de 2.000 metros de altitud.

Antonio Franco del Álamo, de 21 años, salió de excursión a la sierra el sábado. Iba solo y bien preparado. Tenía la intención de atravesar a lo largo del fin de semana la denominada Cuerda Larga, el mayor sendero de la región, que recorre las cumbres madrileñas desde San Lorenzo de El Escorial hasta Somosierra y Navafría y cuya dificultad no es excesiva. Llevaba un teléfono móvil, un saco de dormir, un hornillo para calentar comida, alimentos, agua y vestimenta propia de montaña y de abrigo suficiente para el invierno, según explicó ayer el portavoz de los bomberos de la Comunidad.Llegó a la sierra en tren, no en coche, según fuentes de la Cruz Roja. Y comenzó la caminata. El sábado, la oscuridad se le echó encima de camino hacia la cumbre de Cabeza de Hierro, que, con sus 2.380 metros de altitud, es la segunda más alta de Madrid, después del pico de Peñalara, de 2.428. Entonces decidió acampar para pasar la noche, según el portavoz de los bomberos.

Embutido en el saco de dormir, soportó temperaturas de unos cinco grados bajo cero. Se despertó hacia las nueve y trató de recuperar la senda. Anduvo un rato, pero la niebla y la nieve le impedían la visibilidad. Antonio se perdió. A las 9.53 llamó desde el teléfono móvil al servicio de emergencias de la Comunidad (112). Dio su nombre y dijo que estaba perdido. Explicó vagamente dónde se encontraba: en un punto entre la Bola del Mundo y la Cabeza de Hierro, que distan unos cinco kilómetros entre sí. Ocho guardias civiles del grupo de montaña, seis bomberos del Grupo Especial de Rescates y 17 voluntarios de Cruz Roja salieron en su búsqueda. A las 16.30 de ayer, el 112 recibió la última llamada de Antonio. Se le cortó a mitad del mensaje. Desde entonces no se supo nada más de él.

El portavoz de los bomberos explicó las dificultades con las que se toparon los rescatadores: "Hay zonas donde hay mucha nieve, se te hunde el cuerpo hasta la cintura y hay una niebla densa que sólo te permite ver a unos diez metros", comentó.

El equipo de rescate gritaba el nombre del extraviado o utilizaba un silbato para ver si les oía. Luego se paraban para esperar la respuesta. Pero sólo escuchaban el soplido del viento. La búsqueda se mantuvo de madrugada. Sus padres y amigos confiaban ayer en que aparecería sano y salvo.

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