Accidentes laborales
El día 8 de noviembre se cumplen tres años de la aprobación de la Ley, 31/1995, de Prevención de Riesgos Laborales. El balance de la aplicación y puesta en práctica de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales en todos los sectores productivos es, con los datos en la mano respecto a accidentes de trabajo, enfermedades profesionales y daños derivados del trabajo, aterrador y poco estimulante para un país y una actividad, el empleo, en el que, al parecer, nuestro Gobierno está asumiendo desde Europa el liderazgo en la defensa de la política de empleo y de las condiciones de trabajo. Qué gran ironía que nos muestra un país, el nuestro, con los mayores índices de paro de la CE y unas condiciones de trabajo que se traducen en más de 567.820 accidentes de trabajo en el periodo de enero a agosto de 1999, cifra que aumenta, con relación al último periodo del año 1998, que se sitúa en 744 accidentes mortales.La falta de actuación sobre el plan de acción sobre la siniestralidad laboral, el incumplimiento sistemático de la legislación actual, la falta de creación de muchos de los comités de seguridad y salud en las empresas y su falta de vinculación con la gestión de la empresa, la casi nula incorporación de criterios sobre salud laboral y medio ambiente en los centros de trabajo a través de los convenios y la negociación colectiva, la no realización de la evaluación de riesgos laborales, la falta de aplicación y de planes de formación para informar al trabajador de las condiciones de trabajo y de los riesgos para su salud que pueden ocasionar su actividad productiva, entre otros, constituyen un sinfín de incumplimientos y muestran la falta de sensibilidad social con bienes tan preciados como la salud de los trabajadores y el empleo como actividad productiva.
A la espera de nuestro encuentro con Europa y el cambio de milenio, los trabajadores esperamos que el Gobierno de la nación, la Administración sanitaria, la Administración laboral y la Administración de justicia levanten el dedo y sintamos los empleados públicos que alguien se preocupa por nuestra salud laboral y que la convergencia con Europa es una realidad y no pura demagogia barata.-
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