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Internado el presidente electo de Argentina por una afección pulmonar

Fernando de la Rúa, presidente electo de Argentina, fue internado ayer en un centro sanitario de Buenos Aires, donde permanecerá tres días en observación, después de que se le hubiera detectado una afección pulmonar. Un portavoz del hospital subrayó que la salud del próximo mandatario argentino no reviste ningún riesgo y que "está en perfectas condiciones". Sin embargo, los responsables médicos consideran oportuno que quede internado en una sala especial.

El vencedor de las elecciones del pasado 24 de octubre como candidato presidencial de la Alianza ingresó poco después del mediodía en el Instituto Argentino del Diagnóstico para someterse a un chequeo médico que tenía previsto desde antes de los comicios. El presidente electo sintió una molestia en el pecho, lo que aceleró la revisión, indicó su portavoz, Darío Lopérfido.Un escueto parte médico firmado por el doctor Jorge Edo daba cuenta de que De la Rúa padece un "neumotórax espontáneo derecho, que fue tratado con anestesia local y evoluciona favorablemente". Fuentes del centro asistencial precisaron, posteriormente, que se trata de una acumulación de aire en la cavidad pleural. Tras practicársele un drenaje de aire, De la Rúa quedó en observación, controlado por un monitor y sin necesidad de respiración asistida.

El portavoz presidencial aseguró que el paciente "se encuentra en perfecto estado y de buen humor" y dijo que "en cuanto los médicos lo permitan, podrá hablar con los periodistas". Junto a De la Rúa estaban su esposa, Inés Pertiné; su hijo menor, y el secretario de Salud del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Héctor Lombardo. Para las diez de la mañana de hoy está anunciado un nuevo parte médico.

Especialistas en enfermedades pulmonares indicaron que el neumotórax se produce debido a la existencia de una herida abierta en el tórax que facilita la entrada de aire, la rotura de una vesícula enfisematosa de la superficie pulmonar o a raíz de un ataque brusco de tos. En algunos casos se produce de manera espontánea, sin causa aparente.

Desde su inapelable victoria en las elecciones presidenciales en las que derrotó a Eduardo Duhalde, candidato del Partido Justicialista, De la Rúa ha llevado a cabo una intensa actividad política, dentro y fuera de Argentina. Cumplió su promesa y realizó su primer viaje como presidente electo a Brasilia, donde fue recibido por el presidente Fernando Henrique Cardoso. Posteriormente se trasladó a París para participar en la cumbre de la Internacional Socialista. Allí tuvo la ocasión de escuchar y recibir los parabienes de los más destacados líderes de la socialdemocracia mundial.

En Argentina, De la Rúa, el vicepresidente electo, Carlos Chacho Alvarez, y los asesores de la Alianza trabajan para lograr una transición sin sobresaltos. La coalición que asumirá el Ejecutivo el próximo 10 de diciembre ha constituido equipos de trabajo en las principales áreas gubernamentales, como Economía, Asuntos Exteriores, Defensa, etc., que mantienen frecuentes reuniones con sus pares del Partido Justicialista, todavía en el poder. La primera reunión celebrada la semana pasada entre el presidente saliente, Carlos Menem, y su sucesor se desarrolló en un clima cordial, al menos de cara a la galería, aunque De la Rúa evitó al máximo cualquier signo de complicidad con su antecesor. Menem no le arrancó ante las cámaras ni una sonrisa ni un paseo por los jardines de la quinta presidencial de Olivos.

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El proceso de transición ha tenido hasta ahora su mayor punto de fricción en la cifra del déficit público, que el Gobierno en funciones cifra en torno a los 5.000 millones de dólares, mientras que el equipo económico de la Alianza calcula un monto muy superior. De la Rúa trata de demostrar antes de asumir la presidencia que sus promesas de austeridad, limitando el gasto y combatiendo la corrupción, no terminaron el día de las elecciones. No pasa día sin que dirija un mensaje, una señal o una advertencia al Gobierno saliente para que no aumente el endeudamiento y al mismo tiempo reclame el control del gasto. Uno de estos guiños fue la reunión que mantuvo el jueves el vicepresidente electo con el ex fiscal Luis Moreno Ocampo, que actuó en el juicio a las juntas militares de la dictadura y preside en la actualidad la sección argentina de la organización Transparencia Internacional, dedicada a combatir la corrupción. Carlos Álvarez explicó los proyectos que tiene en cartera el nuevo Gobierno sobre transparencia política.

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