Religión evaluable

El acuerdo entre la jerarquía católica y el ministro de Educación y Cultura acerca de la propuesta de hacer evaluable la asignatura de religión, así como su contrapartida -"alternativa" según la jerga docente y "valores cívicos" según la terminología eclesiástico-ministerial-, me ha vuelto a dejar perplejo, hasta el extremo de que no sé si los interesados, especialmente los obispos católicos, sienten más satisfacción por que sus fieles estudien religión a cuenta de los Presupuestos del Estado o por que los que no lo son no estén ociosos mientras esta actividad se lleva a cabo.En cualquiera de los casos es de agradecer este desvelo por ofrecer alternativas que tengan ocupados a quienes no siguen sus enseñanzas, aunque a mí personalmente me gustaría que no se excedieran tanto; yo apreciaría muchísimo que los obispos y quienes les siguen, puestos a decidir alternativas para los demás, considerasen, en primer lugar, la posibilidad de que los interesados no elijan ninguna, y, en segundo lugar, que, si eligen alguna, sean ellos los que digan cuáles, pues sería el colmo que, después de haber conseguido que el Estado subvencione tener ocupados a sus fieles en lo que ellos quieren (estudiar religión en las escuelas), pretendan también decirnos a los demás lo que debemos hacer durante ese tiempo.

De cualquier forma, hay que agradecer a los obispos su sinceridad, pues con su actitud hacen evidente, como siempre lo han hecho, la necesidad intrínseca que sienten de organizar las vidas de los demás. De esto ya teníamos suficientes pruebas, por supuesto, pero nunca viene mal una más para que los que tuvieren alguna duda se convenzan por sí mismos.-