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Prestigiosos científicos de la universidad andaluza afirman que la docencia debe acompañar a la tarea investigadora Los investigadores consideran que el número de horas de clase debe estar equilibrado con la labor en los laboratorios

Detrás de muchos de los profesores que cada día imparten clase en las aulas universitarias andaluzas hay a veces un científico de prestigio nacional e internacional que dedica muchas horas de su trabajo a investigar. No todos son conocidos y mucho menos el equipo que les rodea. De sus experimentos y logros científicos se nutre la industria, la medicina, la agricultura y, en definitiva, todas las áreas de desarrollo. Estos profesores se reúnen a diario con sus alumnos para transmitirles sus conocimientos. La mayoría aprecia tanto su labor en los laboratorios como en las aulas y cree fundamental desarollar ambas funciones. Pero todos están de acuerdo en que para compatibilizar las dos tareas es necesario que el número de horas sea equilibrado.

AULASBiotecnología de microalgas marinas es el título de uno de los proyectos de investigación más ambiciosos que se llevan a cabo en la Universidad de Almería. Este proyecto está encauzado hacia la obtención de ácidos grasos poliinsaturados y actualmente el equipo de investigación que coordina el profesor Emilio Molina Grima centra sus esfuerzos en un sólo ácido, el icosapentanoico, producido por microalgas. La biotecnología de microalgas es imprescindible para el desarrollo en acuicultura y se han descubierto también aplicaciones en medicina de los ácidos grasos. El equipo de investigación que dirige Molina Grima está compuesto por una veintena de personas. Molina Grima compatibiliza la investigación con la docencia y reconoce que no resulta fácil armonizar ambas actividades "porque las dos requieren mucha dedicación y entrega", asegura. José María Marina, catedrático de Química Orgánica de la Universidad de Córdoba, lleva cerca de 25 años dedicado a la investigación. Una labor siempre ligada al estudio de los catalizadores, sustancias que aceleran la velocidad de reacción en ciertos procesos químicos dando lugar a nuevos compuestos. En el aspecto práctico, su trabajo permite la obtención de petróleo a partir del carbón, la consecución de las gasolinas o los más modernos procesos de descontaminación ambiental. Su equipo de investigación está compuesto por más de 40 personas. Pese a su destacada labor investigadora, tiene claro que lo suyo es la docencia. "De eso no se puede prescindir. Si tuviera que dejar de dar clases no me resignaría, antes que nada soy profesor universitario". No obstante, considera que la carga docente es demasiado elevada.

Antonio Jiménez López (Granada, 1944) es catedrático de Química Inorgánica en la Universidad de Málaga, y lleva ya tres décadas investigando. En los últimos cinco años se ha centrado en el campo de la catálisis, es decir, los distintos procedimientos que permiten acelerar o desacelerar reacciones químicas. Ahora, en el horizonte del 2000, su equipo desarrolla dos grandes proyectos, financiados por la UE y apoyados por algunas de las petroquímicas más influyentes del planeta. El primero busca preparar combustibles diesel limpios y de calidad, sin azufre ni policiclos aromáticos. El segundo pretende eliminar los óxidos de nitrógeno de los gases de combustión. En lo que se refiere a la docencia, Jiménez lo tiene claro: "La vocación incluye las dos cosas, enseñar e investigar", explica.

Críspulo Gallego, catedrático de Ingeniería Química en la Universidad de Huelva, encabeza un estudio que desarrollan las Universidades de Huelva y Sevilla para la mejora de asfaltos en carreteras a partir de la utilización de plásticos agrícolas y gomas de neumáticos de desecho. Además, investiga el perfeccionamiento del proceso de estabilidad de productos alimentarios, partiendo de su viscosidad. Considera además que la docencia no está reñida con la investigación, sino que son totalmente compatibles.

"La historia de la ciencia y de la técnica demuestra que cualquier enseñanza superior debe apoyarse en la investigación. El profesor tiene que estar formado en el método científico e informado de los avances para poder impartir una asignatura con rigor". Gallego asegura que "el problema es compaginar la docencia con la investigación si a ambas se les dedica muchas horas".

Juan Gibert (Barcelona, 53 años), catedrático de Farmacología de la Facultad de Medicina de Cádiz. Simultanea sus clases de Neuropsicofarmacología con una densa agenda investigadora. Ha publicado numerosos trabajos con una temática variada sobre los mecanismos de acción de los antidepresivos, la utilización de éstos ante el dolor y la farmacología.

Notorio fue su hallazgo sobre las causas que conducían a los toxicomanos a tomar el Rohinol cuando sufren el síndrome de abstinencia. Dirige la investigación de unos 15 profesores, doctorales y becarios. Adora su labor investigadora, pero también la docente: "El profesor debe hacer las dos cosas porque no se pueden separar ambas cuestiones". Considera, no obstante, que la Universidad debería dotar a las facultades de mayor número de plazas para investigadores a tiempo completo.

Arturo Ruiz, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Jaén, dedica su actividad investigadora a la arqueología ibérica, lo que le ha llevado a divulgar los resultados en publicaciones europeas y nacionales. Durante el primer cuatrimestre del año tiene 14 créditos destinados a la docencia, lo que compagina con los trabajos de investigación y la dirección del Centro Andaluz de Arte Ibero.

En su opinión, el investigador tiene que mantener el contacto con los alumnos en las aulas con un doble objetivo: primero transmitir el resultado de los trabajos que realiza, y segundo, incentivarlos para que los equipos investigadores se renueven con jóvenes estudiantes. "Las dos actividades tienen que ir muy ligadas porque el contacto con el alumno es fundamental y es enriquecedor".

Ernesto Carmona es catedrático de Química Inorgánica de la Universidad de Sevilla. En el laboratorio se mueve entre compuestos organometálicos "que tienen unas propiedades peculiares", dice, mientras intenta transmitir unos conocimientos difíciles para los profanos. Las aplicaciones de sus experimentos estarían en la industria, allá donde se use catálisis homogénea, "porque estas reacciones son importantes". Trabajan junto al científico un grupo de profesores e investigadores posdoctorales europeos e hispanoamericanos. También da clases en la facultad. "Estoy fortísimamente implicado en la docencia". "Además a mí me pagan por dar clases, eso está claro. Yo lo acepto porque además me gusta". Carmona piensa que la investigación es una parte importante de la docencia y que un buen profesor debe ser o haber sido investigador.

En la Universidad Pablo de Olavide trabaja Plácido Navas. Es catedrático de Biología Celular y vicerrector de Investigación. Su tarea investigadora comenzó en Córdoba. Trabaja -él y todo su equipo, que "quede claro"- sobre los mecanismos que protegen a las células de las oxidaciones. La protagonista de estos estudios es la Coenzima Q, que gracias a los mecanismos que regula hace que se mantengan más tiempo las vitaminas E y C. "El estrés oxidativo acompaña al envejecimiento y la Coenzima Q, que lo retarda, se va perdiendo con la edad". Navas explica que, con estos estudios de laboratorio, se podría conseguir una mejora en "la calidad de vida de un persona pasados los 70 años". Respecto a la docencia, cree que "el contacto con el alumno es una prueba permanente de que se sabe explicar lo que se está haciendo en el laboratorio".

Eduardo Battaner, catedrático de Física Teórica y del Cosmos de la Universidad de Granada, desarrolla una labor pionera en la investigación de la estructura y forma del universo. Battaner sostiene que el cosmos está organizado en gigantescas estructuras de filamentos de materia, con forma de octaedros, de unos 300 millones de años luz cada uno, unidos entre sí, formando algo parecido a una descomunal huevera.

Battaner dirige un grupo de investigación de astrofísica en el departamento de Física Teórica y del Cosmos. Con él trabajan otras seis personas. El catedrático compagina con gusto investigación y docencia. "Tengo mucha vocación docente, le dedico bastante esfuerzo a la enseñanza", asegura.

Esta información ha sido elaborada por: Ana Torregrosa, María Hernández Martí, Fernando Arnaiz, Fernando Pérez Monguió, Carmen del Arco, Carmen Morán y Francisco J. Titos.

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