Democracia
La democracia es un sistema político basado en el pesimismo. Porque el truco del funcionamiento democrático, el estupendo invento, consiste en considerar que todo poder tiende a ser eterno y abusivo, y que por tanto no cabe otra defensa frente al monstruo que fragmentar y extender ese poder lo más posible, para que así los diversos grupos de poderosos puedan vigilarse mutuamente y cortarse las alas del abuso unos a otros.De modo que en realidad la democracia se basa en el convencimiento de que el ser humano, dejado a su libre albedrío, tiende inexorablemente a lo canalla. Claro que la grandeza del sistema también consiste en eso: en creer que somos malos, y, pese a ello, aspirar incansablemente a ser mejores. De manera que es un pesimismo un poco raro, lleno de voluntarismo y de confianza. Hace diez años, cuando la antigua URSS empezaba a desmoronarse en el infierno que es hoy, le oí decir a un político moscovita que, en Rusia, la diferencia entre los pesimistas y los optimistas era que los primeros pensaban que las cosas ya no podían ir peor, mientras que los segundos creían que aún podían ser más calamitosas. Él era optimista, y por tanto el tiempo le ha dado la razón. Después de todo, tal vez no sea tan malo el pesimismo.
Sea como fuere, lo cierto es que esa constructiva falta de confianza en el ser humano da unos resultados formidables. Por ejemplo, no hay más que ver la desvergüenza y el cinismo con que todos los partidos políticos se han estado quitando a los viejos de la boca últimamente con el asunto de las pensiones. Era pura demagogia electoralista, por supuesto, porque, en general, a los políticos los ancianos les importan un pito y los tienen arrumbados socialmente y comidos de hormigas en residencias inmundas; pero daba la casualidad de que el tema vendía, esto es, ganaba votos; y por esa razón, aunque sea espuria, los pensionistas han mejorado un poco. Y así sucede siempre: ante las elecciones, se hacen parques, se asfaltan calles, se abren hospitales. Aunque sea por razones demagógicas, ahí están las mejoras. Es como jugar al póquer con las cartas marcadas, pero funciona.
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