A dieta

LAS DIETAS por asistencia a consejos de empresas públicas se han convertido en uno de los principales recursos de los partidos para repartir prebendas entre afiliados o para completarles el sueldo público que ya tienen. Este mecanismo que fomenta el clientelismo político ha alcanzado dimensiones colosales en Madrid. El alcalde Álvarez del Manzano cobra el mejor salario (13 millones brutos al año) de todos los regidores de España. Además reúne tres sobresueldos por presidir los consejos de dos empresas municipales y pertenece a la asamblea de Caja Madrid. Tres de los tenientes de alcalde de la capital le superan en pluses. A sus ingresos ordinarios suman los extraordinarios del propio Ayuntamiento y un premio gordo de Caja Madrid por formar parte de su consejo de administración (93.000 pesetas brutas al mes) y de su Corporación Financiera (300.000). Hay sobresueldos para todos los grupos y gustos. Decenas de concejales y alcaldes madrileños cobran todos los meses de Caja Madrid.Con una excepción. Los diputados autonómicos que optaron por dedicarse en exclusiva al Parlamento regional (340.000 pesetas al mes por 14 pagas) y los consejeros y altos cargos del Gobierno regional, que tienen prohibidas las dietas por un duro régimen de incompatibilidades. Alberto Ruiz-Gallardón, presidente de la Comunidad de Madrid, ha ejercido su competencia legislativa sobre cajas de ahorro para acabar con este sistema y enfrentarse a casi todos, incluidos los dirigentes de su partido que se han molestado por la súbita desaparición de los sobresueldos.

De un plumazo, Ruiz-Gallardón ha eliminado cualquier posibilidad de ingresar el dietón mensual de Caja Madrid modificando, a partir del 1 de enero próximo, la ley que regula los órganos de gobierno de esa entidad. Los concejales del PP en Madrid, con el alcalde a la cabeza, han estallado. Denuncian que nadie les da lecciones de ética. Pero no hay una sola línea en la modificación legal aprobada en la Comunidad que se refiera a la ética. Sólo habla de incompatibilidades.

Los concejales y el alcalde han defendido con ardor que cobrar por consejos a los que no se asiste es "ético, legal y conveniente". Por eso, el Ayuntamiento gasta al año decenas de millones de pesetas en pagar a decenas de concejales (de todos los partidos) por asistencia a decenas de consejos a los que no acuden. Y los que acuden, en algunos casos, tramitan el trabajo con sospechosa celeridad. Hay consejos que duran 15 minutos.

Izquierda Unida y el PSOE, que se aprovecharon en silencio del anterior sistema retributivo, han reaccionado tarde. Ahora piden la eliminación de las dietas en las empresas municipales y un aumento del sueldo de los concejales. Cualquier fórmula que acabe con este sistema de retribución parece bueno, porque, al contrario de lo que piensa el alcalde, ni es ético ni es conveniente, y ni siquiera es posible asegurar que sea lícito.