Seis millones de anónimos
Cuando los agentes de la Brigada de Delincuencia Económica detuvieron en Madrid al estafador Luis Miguel Rodríguez Pueyo, sobre la mesa de su despacho descansaban siete teléfonos móviles. En cada uno de ellos, este especialista en estafas a bancos y grandes empresas, había apuntado el nombre con el que bautizó las siete operaciones diferentes en las que trabajaba al mismo tiempo. Así, cuando sonaba uno de los aparatos, Pueyo leía la pegatina y sabía el papel que debía representar.El rosario de móviles del afamado estafador, uno de los más hábiles falsificadores del país, según la policía, eran de tarjeta prepago Activa. Es decir, completamente anónimos frente a la compañía. Nadie salvo Pueyo conocía su titularidad, ya que en esta modalidad de comunicación el cliente compra una tarjeta con un número. En ningún momento tiene que facilitar su identidad.
Los teléfonos móviles de tarjeta, 4. 290.000 unidades de Telefónica y 2.400.000 de Airtel, quitan el sueño a las Fuerzas de Seguridad del Estado. Entre los millones de clientes anónimos captados por las operadoras han encontrado refugio los miembros más destacados del crimen organizado. Recientemente, a un narcotraficante gallego se le intervinieron 25 tarjetas prepago diferentes.