El día que cambió la historia de Europa
El próximo martes se cumple el décimo aniversario de un día que conmovió al mundo y que simboliza más que ningún otro la milagrosa revolución popular en Centroeuropa que puso fin no ya a los regímenes, sino a la ideología misma del comunismo. No mucho antes de aquel día aún había millones que se identificaban con aquella idea cuyo triunfo en 1917 en Rusia liquidó civilizaciones, entusiasmó a masas y exterminó más seres humanos que ninguna otra aventura ideológica ni militar en la historia.Con motivo de este aniversario, Documentos TV emite mañana (La 2, 20.00) el reportaje Berlín: así cayó el muro. El único programa de reportaje político digno de tal nombre en la televisión pública ha sido deportado desde su buen horario del jueves a las 22.00 a un humillante rincón el domingo en el que, desde La 2, se ve condenado a la imposible competencia con el fútbol y las retenciones de tráfico. Pero esto no puede extrañar a nadie.
Lo que sí puede extrañar es que el espacio que dirige Pedro Erquicia siga teniendo, pese al desprecio de su propia casa, el nivel de profesionalidad y vocación informativa que tiene. No es difícil crear un programa emocionante con las conmovedoras imágenes de aquel 9 de noviembre y las semanas que lo precedieron en Berlín y en Leipzig, en Dresde, en la Embajada de la RFA en Praga o en los límites entre Austria y Hungría, donde había comenzado el desmoronamiento del muro el día 2 de mayo, en que Budapest decidió retirar la alambrada en su frontera occidental. Pero lo es más conseguir entrevistas -y enlazarlas bien- de muchos de los protagonistas, como Mijaíl Gorbachov; Gyula Horn, artífice de la apertura de la frontera austro-húngara; el sucesor de Erich Honecker, Egon Krenz; el miembro del buró político Günther Schabowski, que, confundiéndose en una conferencia de prensa, provocó la caída al calificar abiertas las fronteras de inmediato, y el ruso Valentín Falin, miembro del buró del PCUS y asesor de Gorbachov en cuestiones alemanas.
Se ha colado algún error de bulto, como dibujar en los mapas el muro sólo en la división entre los distritos de oriente y occidente en Berlín, cuando el muro rodeaba la parte occidental de la ciudad. Y deja sin réplica las versiones de los acontecimientos de algunos entrevistados que no son visiones particulares, sino manifiestamente falsas.
No deberían en estos programas quedar sin respuesta esos grandes expertos en inventar sus propias biografías como Markus Wolf, el general de los servicios de información que se presenta como un héroe de la reforma gorbachoviana, o -más grave- Egon Krenz, que viene a erigirse en una especie de adalid popular más o menos incomprendido, cuando en realidad era el símbolo más viscoso de la sumisión a las reglas de juego de aquella mediocridad represiva, mezquina y omnipresente del régimen de la RDA.
Mijaíl Gorbachov se puede quejar de que le censurara Honecker, pero su delfín Krenz tiene tanta responsabilidad como él en la construcción de aquel sistema canalla y en las medidas represivas para mantenerlo. Que se presente en la entrevista como reformador reprimido lo confirma como máximo representante de esa escuela de matones, torturadores y carceleros que quince días después de dar palizas por Berlín o Leipzig se jactaban de haber sido el frente invisible contra la ortodoxia y la represión. Invisible, desde luego.
Pero aparte de estas irritaciones, los 55 minutos que ofrece Documentos TV nos aportan unas magníficas imágenes de las manifestaciones, unas declaraciones que en gran parte explican la increíble evolución de los acontecimientos, especialmente en octubre y durante aquella noche inolvidable del 9 de noviembre de 1989. Y que nos retrotraen con los conocimientos actuales a aquella situación que tan de sorpresa cogió al mundo en el otoño de 1989 y cuyas consecuencias, aún hoy, diez años después, siguen sorprendiéndonos y sobrecogiéndonos.
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