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Un robot trata de rescatar del mar las " 'cajas negras' del avión egipcio

El Boeing 767 de EgyptAir que se estrelló frente a las costas de EEUU con 217 pasajeros a bordo no perdió su altura de manera uniforme; incluso logró recuperar parte de la altura perdida antes de estrellarse contra el mar. El análisis de los datos captados por radar ha permitido reconstruir una curva de caída del avión que plantea aún más interrogantes sobre las circunstancias del accidente. Equipos de buceadores se disponían ayer a rescatar las dos cajas negras del avión a más de 70 metros de profundidad.

Un barco de la Marina comenzó a inspeccionar el fondo del mar con un robot operado por control remoto. El aparato lleva incorporados sonares, cámaras y brazos mecánicos capaces de recuperar y llevar a la superficie las cajas negras del avión siniestrado. Sin embargo, el mal tiempo y el oleaje todavía complicaban los trabajos que se desarrollaban a un centenar de kilómetros de las costas de Massachussets.Una de las cajas negras contiene la grabación de las últimas conversaciones entre los pilotos y la otra, los registros de los aparatos de control en la última media hora de vuelo. Los expertos esperan que esos datos puedan explicar la extraña parábola que dibujó el avión antes de estrellarse contra el mar.

La información sobre la altitud y el rumbo del avión recogida por los radares de las torres de control más cercanas han permitido reconstruir con fiabilidad la trayectoria del avión en sus últimos minutos. Los datos muestran que el Boeing 767-300 ER volaba a una altura correcta de 33.000 pies (unos 10.000 metros) cuando repentinamente descendió hasta 16.700 (5.000 metros) a una velocidad que triplica la máxima recomendada para un descenso; no fue, sin embargo, un descenso en picado.

En ese punto el avión giró hacia la derecha y levantó el vuelo. Cuando había subido hasta 24.000 pies comenzó un nuevo descenso y tras un giro hacia la izquierda cayó en picado, posiblemente impulsado no sólo por la fuerza de la gravedad sino por la propulsión de los motores. Los datos indican que a semejante velocidad el avión posiblemente se rompió en dos antes de estrellarse contra el mar.

Responsables de Egypt Air han asegurado que el avión no llevaba en su bodega ningún material peligroso o inflamable; tampoco viajaban dos guardias de seguridad armados, como establece la compañía en muchos de sus vuelos.

Los 33 militares que volaban en el vuelo 990 habían pasado antes por el detector de metales del aeropuerto estadounidense. Los expertos se inclinan por un error mecánico al tiempo que investigan la hoja de servicios de los pilotos; pueden pasar meses o años hasta que se recupere suficiente información y material como para reconstruir el accidente y determinar su causa.

Unos pescadores escucharon el estruendo del avión al chocar contra el mar a cinco millas (9,26 kilómetros) de su barco, pero no vieron ninguna luz; eso puede ayudar a descartar la hipótesis de una explosión o un incendio a bordo del aparato. Sólo se han recuperado pequeños fragmentos del fuselaje y los restos de unos de los pasajeros.

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