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Una retrospectiva recupera la obra del pintor navarro "más osado" de este siglo

El centro de cultura Castillo de Maya de Pamplona acoge desde ayer y hasta el próximo 9 de enero una retrospectiva de Lorenzo Aguirre, considerado "el mejor y más osado pintor navarro de la primera mitad de siglo", en palabras del comisario de la exposición, Gregorio Díaz de Ereño. La muestra reúne 29 obras que resumen el trabajo de este artista polifacético, que destacó además como cartelista y caricaturista. Aguirre, convencido republicano y militante del PCE, murió fusilado en octubre de 1942.

Aguirre (1884-1942) nació en Pamplona, pero a los tres años se trasladó a vivir a Alicante con su familia. El Mediterráneo, las escuelas de Madrid y París y su particular talento conformaron un universo creativo propio, elegante, dentro de la mejor tradición luminista, que le dio amplia fama como pintor, cartelista, caricaturista y escenógrafo de la Gran Ópera de la capital francesa junto a maestros como Ganbon y Bailly. Fue incluso autor de libretos para sainetes, operetas y melodramas.El artista no se prodigó demasiado en la creación pictórica. Sin embargo, museos como El Prado o el de la Academia de Bellas Artes de San Fernando poseen destacados cuadros de este pintor de inicial estética levantina, reconvertido a la ironía y la crónica social y comprometido con la realidad social que le tocó vivir. El navarro, quien obtuvo el Premio Nacional de Bellas Artes en 1922, diversificó además su actividad hacia el diseño de carteles y colaboró con revistas como La Esfera y Nuevo Mundo.

Lorenzo Aguirre fue un convencido republicano y militante del PCE que se hizo agente del Cuerpo de Vigilancia en Madrid para poder vivir con cierta holgura económica. Sus tareas de investigación policial no le llevaron a descuidar la pintura. Es más, el artista ejerció como profesor de dibujo en la Escuela de Policía de la capital, convenciendo a sus compañeros de la necesidad de dominar el dibujo como elemento técnico al servicio de la investigación criminal. En septiembre de 1936 fue nombrado Jefe superior de Policía de Madrid y poco después huyó al exilio. Pero el avance de las tropas nazis en Francia le obligó a regresar a España.

Encarcelado en la prisión de Ondarreta y después en Madrid, fue fusilado el 6 de octubre de 1942. Poco antes de morir realizó uno de sus mejores cuadros, Cabeza de vasco, en el que plasma la cabeza de un compañero de prisión insertándola en un paisaje que ninguno de los dos vería ya jamás. Antes de ser fusilado, Aguirre pintó lienzos religiosos dedicados a las monjas que atendían a los reclusos, temática que ya plamó en San Fermín, en 1936. En este lienzo de gran formato ensayó la técnica encáustica (una combinación de pigmentos con ceras, técnica de la que fue un maestro) con un motivo de contemplación mística.

Esta exposición, que permanecerá abierta en la sala de la Caja de Ahorros de Navarra (Castillo de Maya 39), reúne abundantes paisajes, retratos, bodegones, carteles, y algunos óleos esenciales de la inquieta trayectoria de Aguirre como Artistas de circo, Desnudo o Crepúsculo de vidas. La muestra viajará a Madrid.

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