Belgrado asume con indiferencia la implantación del marco en Montenegro
El régimen de Belgrado ha reaccionado con aparente indiferencia ante la decisión de Montenegro, la hermana menor de Serbia en la Federación Yugoslava, de introducir el marco alemán como moneda paralela y asumir los poderes que corresponden al Banco Central de Yugoslavia. El Gobierno de Montenegro justifica la medida con la necesidad de no verse arrastrados a un desastre económico, provocado desde Serbia.
La oposición de Montenegro, los partidarios del presidente de Yugoslavia, Slobodan Milosevic, acusan al Gobierno de provocar el caos en la economía con la introducción del marco alemán como moneda paralela junto al dinar y de dar un paso más hacia la independencia.Para quien siga la vida política de Yugoslavia a través de las informaciones de la televisión oficial de Serbia, RTS, la introducción del marco como moneda paralela en Montenegro parece una noticia sin importancia. Tras media hora de propaganda sobre la reconstrucción del país, las entrevistas de Milosevic..., de pasada, como quien no quiere la cosa, el telediario de mayor audiencia dio la noticia de que Montenegro había decidido introducir el marco alemán como moneda.
El diario Politika, principal vocero del régimen en la prensa escrita, relegó la información a la página 17, sin la menor referencia en su abigarrada primera página. En la página 17 publica el diario del régimen tres artículos sobre el asunto. Informa en el primero del paso dado por Montenegro y las explicaciones de su primer ministro, Filip Vujanovic. El segundo analiza un poco la medida y el tercero reproduce una declaración de la Izquierda Unida (JUL) de Montenegro, el partido que dirige Mira Markovic, la poderosa esposa de Milosevic. De las declaraciones de Vujanovic destaca Politika que la decisión de su Gabinete de introducir el marco como moneda "no tiene nada que ver con nada que se pueda interpretar políticamente como algo destructivo y la secesión". El artículo analítico refleja ya de forma palpable el sentir de los seguidores de Milosevic. El título resulta expresivo: Queda legalizada la economía negra. La tesis es que la medida significa "un paso más hacia la independencia. Montenegro, a partir de hoy tiene su banco central, que se va a ocupar de la política monetaria en lo que es ahora prácticamente un Montenegro independiente".
En términos más polémicos, los marxistas montenegrinos de JUL ven la introducción del marco como "el fruto de las acciones colaboracionistas de los separatistas, y no de la protección de una economía bien fundada. Toda actividad económica de Montenegro encaja dentro del contrabando y la recogida de donaciones de sus protectores de la OTAN, donde el marco alemán no tiene competencia". JUL advierte que el intento del mediador de la OTAN, Steve Henke, el experto norteamericano que asesora al Gobierno de Montenegro en cuestiones monetarias, de "relacionar esa empresa con las experiencias de Bosnia y Herzegovina, Lituania y Estonia es algo ya visto y no va a tener éxito, porque Montenegro forma parte de la Yugoslavia soberana".
El periódico montenegrino Dan (El Día), de la oposición proserbia, apareció ayer en Podgorica con un gigantesco titular en primera página, Caos, que expone su visión sobre la decisión del Gobierno prooccidental de Milo Djukanovic. Resume Dan: "Gobierno de cabezones, el Parlamento desinformado, los ciudadanos preocupados y confusos, los traficantes de divisas con problemas. En una palabra: el caos".
Nuevo Banco central
Al mismo tiempo que se implanta el marco como moneda, el Gobierno de Montenegro crea una especie de consejo, que asumirá las funciones de banco central, al menos en lo referente a la fijación de la paridad monetaria. El primer tipo de cambio del dinar es de 17 por un marco, frente a los seis del oficial vigente en Serbia. El Gobierno establece una lista de precios para productos básicos. El kilo de pan costará 30 céntimos de marco (26 pesetas); el litro de leche, 45 céntimos (39 pesetas), y un litro de gasolina súper, un marco (85 pesetas). El salario promedio mensual en Montenegro en los últimos nueve meses ha sido de 1.350 dinares, 80 marcos al nuevo cambio (7.000 pesetas). Los sindicatos montenegrinos se conforman con bastante menos y exigen un salario mínimo de 50 marcos (no llega a 4.300 pesetas), que permitirían comprar 50 litros de gasolina. El coste de la vida subió desde el comienzo de año un 70% en un Montenegro que no quiere verse arrastrado hacia una hiperinflación.
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