_
_
_
_

El escándalo de la Mutua de Estudiantes de Francia dispara la tensión entre Chirac y Jospin

Tras haber obtenido, sin verdadera lucha, la inmolación política del ministro de Finanzas, Dominique Strauss-Kahn, la derecha francesa volvió ayer a la carga en la Asamblea Nacional apuntando simultáneamente al Partido Socialista (PS) y al propio primer ministro, Lionel Jospin. La tensión con el Elíseo, supuesto instigador de la ofensiva de la derecha, alcanzó ayer uno de los momentos culminantes de la forzada cohabitación institucional francesa. Jospin insinuó que los parlamentarios de la derecha consultaban con la presidencia de la República sus ataques.

Directivos de la compañía Vivendi (la antigua Générale des Eaux) han confirmado, por su parte, que Dominique Strauss-Kahn participó efectivamente en todas las negociaciones encaminadas a que ese grupo entrara en el capital de una de las filiales de la Mutua Nacional de Estudiantes de Francia (MNEF), organización estudiantil cuya fraudulenta gestión ha desencadenado la crisis. Esta mutua se financia en un 75% con las aportaciones de los estudiantes universitarios y en un 25% (este año 254 millones de francos, unos 6.350 millones de pesetas) con subvenciones estatales. Cada estudiante ha aportado este año 318 francos (casi 8.000 pesetas).Según esos testimonios, recogidos ayer por el diario Le Monde, la operación de entrada en la sociedad de la mutua resultó un fiasco para la actual Vivendi, que tampoco se benefició del hecho de que Strauss-Kahn ocupara en aquellos años la alcaldía de Sarcelles. La falsificación de las fechas de las facturas que dan cuenta del abono de 603.000 francos (unos 15 millones de pesetas) al abogado Strauss-Kahn respondería así al intento después de regularizar esos pagos en la contabilidad de la mutua.

Durante la refriega parlamentaria de la tarde de ayer, la oposición trató de establecer una conexión entre la dirección del PS y la gestión presuntamente fraudulenta de la MNEF, detonante de la crisis, pero se encontró con un Lionel Jospin irritado que le devolvió airadamente los golpes. "No miren hacia mí", espetó el primer ministro, "si lo que ustedes buscan es un sistema organizado en el que el funcionamiento institucional y funcional partidario ha estado ligado durante 20 años a la gestión de una estructura de ventajas personales". Aunque la respuesta puede resultar farragosa, el conjunto de la Cámara entendió de inmediato que el primer ministro estaba ayer dispuesto a sacar a colación los casos de financiación ilegal y la cascada de escándalos que implican al anterior alcalde de París y hoy presidente de la República, Jacques Chirac.

Nervioso, trasluciendo en su semblante la dificultad y gravedad del momento, Jospin llegó incluso a acusar implícitamente al presidente de la República de preparar las interpelaciones de la derecha. "Voy a responderles con tanto más interés, puesto que parece que algunos de ustedes se hacen revisar sus preguntas antes de plantearlas aquí", dijo, dando por buenas las informaciones que apuntan que la estrategia parlamentaria de la derecha es dirigida directamente por el Elíseo.

El jefe de Gobierno se mostró tajante sobre la acusación soterrada de que el PS se financió a través de la mutua estudiantil. "Mi respuesta categórica es no. Por lo que a mí se refiere, mi única relación con la MNEF es la cuota que pagaba hace 40 años; ustedes no encontrarán ninguna otra cosa que tenga que ver conmigo", sentenció, desafiante. La ofensiva de la derecha, que tiene sus armarios repletos de casos de corrupción, exaspera a una izquierda que ha cortado el cordón umbilical que unía a los fiscales con el poder político.

Por encima de la agitación política, la salida del Dominique Strauss-Kahn deshace el cuidadoso equilibrio del Gabinete de Jospin y le priva al Gobierno de su interlocutor reconocido en el mundo de la empresa y de las finanzas.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Frente a la imagen "liberal" que proyectaba en algunos medios, el ex ministro de Finanzas se ha caracterizado igualmente por su defensa cerrada de la semana laboral de 35 horas y del plan de empleo juvenil. Su presencia habitual en la fiesta anual de los comunistas, integrados en el Gabinete de Jospin, venía a testimoniar, por ejemplo, su pertenencia al paisaje político de la izquierda, su disposición a levantar los recelos y a eliminar los equívocos.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_