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Los éxitos de venta del "crítico global"

De uno de sus libros más conocidos, Movimientos artísticos desde 1945, se han vendido miles y miles de ejemplares desde que se publicó en 1969. Otros, como Breve historia del mueble o Arte latinoamericano del siglo XX, han sido síntesis pioneras en el ámbito de la divulgación artística. Edward Lucie-Smith (Jamaica, 1933) parece muy consciente de su influencia y se enorgullece de que se hayan hecho traducciones pirata de algunos de sus libros al chino y al árabe. Ayer pronunció una conferencia en el Centro de Arte Santa Mónica de Barcelona, con motivo de la exposición Realisme a Catalunya, y por la mañana fue la estrella de la celebración de los 10 años de la traducción española, en editorial Destino, de la colección El mundo del arte, que publica la editorial británica Thames and Hudson desde hace 50 años. Es una colección de bolsillo de libros de arte con numerosas ilustraciones y un formato apto para economías escasas. De ahí su éxito. El estudioso británico -Andreu Teixidor, director de Destino, definió a Edward Lucie-Smith como "el crítico de arte global"- ha contribuido al mismo con algunos best-sellers. Él lo corroboró: "No sé el orden, pero sí que de los seis libros más vendidos de la colección, cuatro son míos". Pese a su influencia, Edward Lucie-Smith es un francotirador del mundo del arte. Desligado del núcleo duro académico o institucional, sus intereses han sido variables y no parecen corresponder a una especialización determinada. "A veces los libros nacen porque un editor propone un tema, así pasó con Arte visual del siglo XX, y en otras ocasiones es una propuesta mía en función de que he advertido un espacio para este tipo de obra en el mercado", afirma. "La gente cree que un libro de arte es igual que cualquier otro, pero no es así. No escribes un texto y después buscas las ilustraciones. Lo que haces es una combinación de ambas cosas en función de un número determinado de páginas, una cantidad de ilustración y un diseño en el que es importante que todo esté muy relacionado para facilitar la lectura. Son matemáticas simples".

Aun así, el crítico es consciente de que su posición es poderosa. "El siglo XX me ha interesado especialmente porque hay un público muy amplio que interesa en él. Además, está en continua renovación y siempre hay algo que decir. Por una parte, la gente asume que el arte es algo nuevo y en continuo cambio, pero por otra, los museos y críticos tienen la capacidad de congelar una situación concreta en el lugar en el que ellos puedan manejarla mejor. Hay muchos directores de museos o comisarios que se mantienen fieles a los artistas de su generación porque les cuesta mucho controlar algo ajeno a ellos. De esta forma, en lugar de una progresión constante, lo que aparece son saltos, porque cuando una situación está consolidada en un determinado stablishment se van acumulando tensiones hasta que explotan y toma el relevo otra generación. A lo largo de los últimos 30 años esto se ha complicado por la globalización del arte contemporáneo".

Edward Lucie-Smith no parece impresionado por los códigos que imponen las grandes instituciones museísticas. "Uno de los grandes errores del arte contemporáneo es que los comisarios o críticos dictaminan cuáles son los 20 artistas del momento y que ésta que ellos señalan es la situación que interesa ahora", afirma. "Supongo que soy el típico crítico que está en contra de todo esto. No me fio demasiado de las grandes exposiciones y prefiero ir a ver a los artistas, conocerlos. Antes iré a entrevistar a un artista chino en Shanghai que a ver su trabajo en la Bienal de Venecia. Así que yo me veo a mí mismo, en primer lugar, como una fuerza desestabilizadora. Éste es mi objetivo, aunque sea curioso que lo diga alguien como yo, que he escrito tantos libros sinópticos. Creo que mi trabajo consiste en gran parte en mantener en movimiento y fluido este debate sobre el arte. Así que siempre busco algo que no he visto antes. Rastreo nueva información y procuro transmitirla a la gente de la forma más accesible posible".

Pese a que sus campos de interés son muy amplios, desde la sexualidad o el arte feminista hasta el simbolismo o el diseño industrial, Edward Lucie-Smith parece convencido de que en estos momentos se está viviendo un "conservadurismo de la vanguardia" que él está dispuesto a combatir. Ha avalado con un artículo en el catálogo y la conferencia de ayer la polémica exposición Realisme a Catalunya, que ayer calificó de "excelente". A su juicio, esta exposición se enmarca en una corriente más amplia hacia un realismo que puede encontrarse en otros muchos lugares del mundo. El realismo es, en su opinión, una tendencia figurativa a medio camino entre el expresionismo y el clasicismo que tiene características propias en diferentes épocas o en función de la geografía. "En cierta manera soy el nexo de unión entre tres exposiciones que se están celebrando al mismo tiempo en Europa. Las otras dos son la que se celebra en Roma con el título La pintura ritrovata, centrada más en el realismo mágico, y la que se celebra en Ostende [Bélgica] con el título Nuevo clasicismo en arte. Soy el comisario de esta última". Cree que son representativas de un cambio. "En estos momentos se está viviendo en Europa un giro importante. Estamos en el umbral de uno de estos cambios que posiblemente signifique un terremoto artístico". Es evidente que él piensa contribuir a que así sea.

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