Un conflicto de honor acaba en un tiroteo y cuatro heridos en Sevilla
Una familia de etnia gitana acusaba a otra de haber calumniado a una de sus mujeres, de haber dicho en alto que una joven se acostaba con un hombre casado. El Consejo de Mayores del barrio de las 3.000 viviendas en Sevilla le dio la razón a los ofendidos y castigó a los calumniadores a un destierro temporal del barrio. Poco después de las dos de la madrugada de ayer, ambas familias se enfrentaron en una trifulca en la que aparecieron desde escopetas a espadas de samurai y que acabó con cuatro heridos y otros tantos detenidos.
Las cuatro personas que acabaron con heridas tras el enfrentamiento de ayer en las 3.000 viviendas pertenecen a la familia de la joven que fue calumniada. Dos de ellos, Rafael Nieto y Soledad Nieto, acabaron en el hospital tras ser alcanzados por tiros de escopeta en las piernas. El tercero, Manuel Nieto, se produjo numerosos cortes con los cristales de una ventana por la que saltó en medio de la refriega, aunque en un primer momento se sospechó que las lesiones eran de arma blanca. El cuarto herido es uno de los detenidos, que también recibió en su cabeza y abdomen proyectiles de escopeta y que, precisamente, llevaba un arma de fuego en la mano cuando fue detenido.Las heridas de todas estas personas no revestían mayor gravedad y todos recibieron el alta médica al poco de entrar en el hospital. El hecho de que las lesiones (salvo en el caso del detenido) de perdigón de escopeta fueran en las extremidades es un indicativo, según personas cercanas a los hechos, de que, a pesar de lo virulento de la pelea, no había intención de matar. Una muestra de fuerza, violentísima e incomprensible para casi todos, en un ambiente, una lógica y un colectivo social tan particular como el que vive en el citado barrio sevillano.
Un importante número de los residentes de las 3.000 viviendas son de etnia gitana y la comunidad y su convivencia se rigen, paralelamente a la ley, por sus propias costumbres y órganos. Este es el caso del Consejo de Mayores, cuya opinión es cuando menos igual a un veredicto o una sentencia. Hasta en los medios policiales sorprende el hecho de que una de las familias se atreviera a desafiar la orden de destierro temporal. Pero así fue y los parientes de la muchacha ofendida decidieron en la madrugada de ayer recordárselo y todo acabó en un drama.
Tras la primera denuncia de los hechos, intervinieron cerca de una veintena de policías de las comisarías Sur, Macarena, Triana y de la Brigada de Seguridad Ciudadana, que cuando llegaron al lugar de los hechos se encontraron con la calle tomada por más de un centenar de vecinos. Los primeros disparos de escopeta habían despertado la curiosidad de los residentes de este barrio, por otro lado, bastante acostumbrados a sucesos violentos e intervenciones de la policía.
El suceso, a pesar de su brutalidad indiscutible, no fue todo lo terrible que podría haber sido. Durante el operativo realizado en las 3.000 viviendas, los agentes del Cuerpo Nacional de Policía se incautaron de dos escopetas repetidoras, una de cañones superpuestos, una pistola de calibre pequeño y otra de 9 milímetros parabellum, un hacha, un cuchillo de cocina de dimensiones considerables, dos machetes, un bastón y un sable de tipo samurai.
Las investigaciones prosiguen, tanto por parte de la policía como el Consejo de Mayores, que ayer mismo se reunió para dirimir responsabilidades, a parte de las que encuentre la Justicia.
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