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La defensa de Martínez destaca la desproporción entre la condena y las pruebas aportadas

"Estamos diciendo que, en este caso, hubo tantos errores en el primer juicio, que Joaquín José Martínez merece uno nuevo". Así concluyó ayer su intervención ante el Tribunal Supremo de Florida Peter Raben, el abogado del único español en los corredores de la muerte de EEUU. En una exposición de gran contundencia técnica, Raben llamó la atención de los siete magistrados sobre "la tremenda desproporción entre las pruebas por las que condenaron a Martínez y la dura condena que sufrió", cuando fue juzgado, declarado culpable y sentenciado a morir en la silla eléctrica en mayo de 1997.

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Joaquín y Sara, los padres del preso, asistieron a la vista oral, celebrada en Tallahassee, la capital de Florida. Martínez, recluido en la prisión de Raiford (Florida), fue el gran ausente de la audiencia. Pero sus padres levantaron en Tallahassee la bandera de la defensa de su inocencia y Miguel Díaz Pache, cónsul en Miami, y el senador socialista por La Rioja Ignacio Díez encarnaron el interés y la preocupación de las instituciones y la opinión pública españolas por el caso.Martínez fue detenido en enero de 1996 por el crimen de una pareja de Tampa cometido el año anterior. Desde su condena, en mayo de 1997, lleva ya 29 meses en el corredor de la muerte.

Los siete magistrados del Supremo de Florida, cinco hombres y dos mujeres, escucharon durante una hora los argumentos a favor de la celebración de un nuevo juicio del abogado Raben y las réplicas de la fiscalía, representada por Candance Sabella. Varios jueces efectuaron preguntas a las partes para aclarar tal o cual aspecto de sus posiciones. El Supremo de Florida puede tardar varias semanas o meses en tomar una decisión, que no será sobre el fondo del asunto, la inocencia o culpabilidad de Martínez, sino sobre si su primer juicio se celebró con las debidas garantías procesales.

Raben comenzó recordando que "no existen pruebas físicas que vinculen al acusado con el crimen", el asesinato de Douglas Lawson y Sherrie McCoy-Ward, cuyos familiares también estaban presentes en la sala. No hay armas, testigos oculares, huellas dactilares o restos de sangre. Martínez fue condenado por las declaraciones de su exesposa, Sloane, y una novia que entonces tenía, que declararon que él les confesó ser autor del doble crimen. A continuación, el abogado adelantó sus dos principales razones para solicitar al Supremo que declare nulo el primer juicio: la defensa de Martínez, representada por el abogado Tom Fox, actuó con "manifiesta incompetencia" y la acusación, que tan sólo presentó "pruebas circunstanciales", utilizó trucos no legítimos para inclinar al jurado en contra del acusado.

Probar la culpabilidad

El abogado subrayó que Martínez no tiene que demostrar su inocencia, sino que es la acusación la que tiene que probar su culpabilidad "más allá de cualquier duda razonable". No lo hizo, en su opinión, en mayo de 1997, pero sí empleó argucias que no son de recibo. Una fue hacer ver al jurado fotos en color de la autopsia de Sherrie McCoy-Ward, que no eran relevantes para argumentar la culpabilidad del acusado, pero sí predispusieron al jurado en su contra.Otro elemento importante fue la manipulación de una prueba circunstancial. La acusación introdujo en el juicio una grabación policial en la que Martínez supuestamente se declara autor de los crímenes ante su exesposa, Sloane. Pero como la grabación es inaudible, la acusación empleó ante el jurado una transcripción escrita. Pero esa transcripción fue efectuada por la policía y la fiscalía seis meses después de la grabación.

A instancias de la juez Barbara Pariente, la fiscal Sabella también aceptó que la acusación se propasó en 1997 al utilizar en contra de Martínez argumentos como la infidelidad conyugal.

"Soy muy optimista", declaró Raben al término de la audiencia. "En este caso", añadió, "nos encontramos con una condena sin testigos ni pruebas materiales, una condena basada sólo en testimonios indirectos de dos mujeres". El abogado insistió en que el Supremo "se tomará su tiempo" para estudiar el caso y decidir si concede o no un nuevo juicio al preso español.

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