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Alcalde con látigo

El regidor de Dozón (Pontevedra) ataca a los funcionarios en los bandos y los aísla sin darles trabajo

Xosé Hermida

Gracias a las comunicados públicos del grupo de gobierno del PP, los vecinos de Dozón (Pontevedra, 2.800 habitantes) han podido enterarse del mote de una funcionaria y de "lo bien que se lo pasa" en un piso del pueblo. Han sabido, también por documentos con el sello del Ayuntamiento dedicados en exclusiva a atacar a empleados municipales, que algunos de ellos son aficionados a los chupitos y que "se acuestan a las tres o a las cuatro de la mañana". El alcalde, Adolfo Campos, ha emprendido una guerra contra los funcionarios y no parece dispuesto a reparar en medios.Desde hace tiempo, Campos viene contribuyendo con empeño a engrosar con multitud de ejemplos el significado del término alcaldada. En la transición, cuando era candidato por UCD en Lalín, se hizo famoso tras la denuncia de un vecino por haberle propinado varios latigazos. Como en Lalín no hizo fortuna, Campos se refugió en Dozón.

Hasta las últimas elecciones, Campos contó con el apoyo de los 11 concejales de la Corporación, todos del PP, porque en los anteriores comicios el PSOE y el BNG ni siquiera habían logrado presentar candidaturas. Esta situación permitió a Campos adjudicar todas las obras del Ayuntamiento, desde 1991, a una empresa perteneciente a un socio suyo.

A las últimas elecciones sí concurrieron socialistas y nacionalistas, que obtuvieron entre ambos cuatro ediles. La funcionaria Ana Lois, delegada de la Confederación Intersindical Galega (CIG), fue candidata del BNG. Eso enfureció al alcalde, quien se convenció de que los empleados municipales "usaron la ventanilla para hacer política".

Entonces se desató la guerra. Campos y su grupo de gobierno publicaron varios bandos dedicados a desprestigiar a los funcionarios díscolos. El referido a la trabajadora que se lo pasa bien en su piso afirma que a esta mujer "le encanta vivir bien, a poder sin trabajar" y que se pasa "las horas en tertulia con las compañeras". Además, le atribuye falsamente un sueldo de 500.000 pesetas. En otro, recomienda a dos empleadas de baja médica: "Mucho reposo en casa y nada de café y chupitos y, pudiendo ser, acostarse muy temprano, aunque temprano pueden ser las tres o las cuatro de la mañana".

A Ana Lois ya le ha cambiado de horario de trabajo seis veces este año. La semana pasada, cuando se disponía a abandonar la casa consistorial, se encontró con que el alcalde la había dejado encerrada: "Fue increíble; tuve que llamar a la Guardia Civil para que me sacase de allí". Lois no pudo enterarse de que el Ayuntamiento se había quedado desierto porque, al igual que sus otros cinco compañeros, desde hace algunas semanas está aislada en un despacho, sin teléfono y sin trabajo específico.

Por orden del señor alcalde, al público lo atienden ahora un concejal del PP y un contratado laboral. Desde que estalló el conflicto, Campos retiró del banco las nóminas de los funcionarios, que ahora cobran mediante un talón y siempre con retraso. El alcalde dice que siempre tuvo un "trato especial" con sus empleados y que ahora éstos le "meten el cuchillo por la espalda".

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Uno de los bandos de Campos fue leído hace unos días en el Parlamento gallego por un diputado del BNG. Para perplejidad de algunos miembros del PP, el consejero de Justicia, Antonio Pillado, invitó a los funcionarios "a que trabajen más y hagan menos política".

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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