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Saqueos en un Estado de India tras un ciclón que ha causado la muerte al menos a 3.000 personas

El Estado de Orissa, al este de India, fue escenario ayer de robos de coches y tiendas tras el paso de un ciclón que ha causado una cifra no inferior a 3.000 muertos, según la televisión. El viento y la lluvia han dejado sin hogar a por lo menos millón y medio de personas. Los habitantes de pueblos y aldeas, armados con palos, obligaban a parar a los coches y asaltaron tiendas y un almacén en la autopista que une la capital del Estado, Bhubaneshwar, y la ciudad de Cuttack, con lo que se hicieron con patatas, trigo y harina, según testigos presenciales.

Informes periodísticos han comparado el ciclón, el peor que ha azotado Orissa en tres décadas, con la ola gigante que inundó el vecino Estado de Andhra Pradesh en 1977 y causó la muerte de miles de sus habitantes. La mayoría de las líneas telefónicas y de electricidad resultaron cortadas en la región tras el paso de vientos de hasta 260 kilómetros por hora el pasado viernes. "Tres almacenes del FCI [Corporación Alimentaria de India] han sido saqueados, pero los asaltos continúan", manifestó Dan Sinh, un asesor de la oficina del ministro principal, Giridhar Gamang. "La gente está hambrienta y tampoco tiene agua", reconoció. "La ayuda va llegando, pero las lluvias continúan".

El primer ministro indio, Atal Bihari Vajpayee, declaró ayer que el siniestro será tratado como un desastre nacional y aprobó una ayuda de 69 millones de dólares (más de 11.000 millones de pesetas) para los damnificados. Sin embargo, la mayoría de los afectados todavía ayer estaban a la espera de recibir las primeras ayudas de urgencia mientras el Gobierno no podía precisar la cuantía de los daños humanos y materiales causados por el ciclón. Según las últimas informaciones meteorológicas, el huracán se debilitó ayer transformándose en una depresión tropical que está en la zona norte de Orissa. Las telecomunicaciones entre Bhubaneswar y otras importantes ciudades de Orissa, con Nueva Delhi fueron también restauradas parcialmente, según un comunicado del ministro de Comunicaciones, Ram Vilas.

Por su parte, fuerzas del Ejército consiguieron despejar algunos tramos de las carreteras principales, pero transcurridos más de dos días desde la llegada del huracán, gran parte de las zonas afectadas continuaban aisladas del resto del país.

Las lluvias incesantes acompañadas de fuertes vientos que seguían ayer azotando la zona, los caminos bloqueados y las inundaciones impedían a los equipos de salvamento el acceso a las zonas siniestradas.

Un grupo de 5.000 militares integrado por soldados, médicos, ingenieros y expertos en comunicaciones fueron enviados al lugar. Asimismo, helicópteros del Ejército se preparaban para transportar y lanzar alimentos desde el aire. Fuentes oficiales declararon ayer que no pudieron despegar por las malas condiciones atmosféricas.

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