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Aznar, de pena

En un último intento de introducir sensatez a una legislatura plagada de desplantes y rencor, el presidente Chaves ha pedido por enésima vez una reunión al presidente del Gobierno con objeto de desbloquear un sinfín de temas pendientes. Estos cuatro años se han caracterizado por una negativa sistemática a oír la voz de las instituciones andaluzas. No se oyó la voz de la Junta cuando se advirtió de la perversidad e inoperancia de la cesión del IRPF (la Junta de Andalucía presentó una propuesta alternativa que no llegó ni a debatirse en el Consejo de Política Fiscal y Financiera); tampoco cuando se reclamó la falta de cómputo de los "cuatrocientos mil andaluces desaparecidos" en nuestra financiación; ni cuando se dijo que no era necesario el medicamentazo para evitar el desmán del gasto farmacéutico; mucho menos cuando se propuso la subida de las pensiones, que primero era imposible y al final resultó pactada con los sindicatos para toda España; y, por supuesto, cuando se pidió que se cedieran las competencia de las políticas activas de empleo, que sí se cedieron a los socios de Aznar. Y ello sin hablar de las inversiones en infraestructuras, la deuda histórica o las Confederaciones Hidrográficas.De oír, nada; de negociar, nada; de ceder, nada. Así lo ha dicho el portavoz del Gobierno Aznar y promotor del regalo a los amiguetes de las eléctricas, Josep Piqué: para negociar está la Comisión Mixta de Transferencias y Aznar no tiene que recibir a Chaves. O sea, que el presidente de todos los andaluces y por extensión todos nosotros, no tenemos derecho a que nos reciba el que también, en teoría, es nuestro presidente por serlo del Gobierno español. De pena. Menos mal que no somos un pueblo con tendencia a la segregación, porque de lo contrario flaco favor le estaría haciendo Aznar a la unidad española.

La verdad es que no se entiende bien la descortesía del Gobierno del PP. Probablemente se deba a que la partida se comenzó con una soberbia de nuevos poderosos que ha impedido ir encajando las sucesivas demostraciones de que las cosas se pueden hacer de otra forma. Señor Aznar: recupere el sentido de Estado, aunque sea para decir no, que será bueno para España y para Andalucía.

LUIS ÁNGEL HIERRO

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