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Tribuna:DÍA A DÍA
Tribuna
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La patà de la muntanyeta

Los años de la resistencia a la oprobiosa tiranía convocaron a los demócratas valencianistas en el Puig. El lugar, la "muntanyeta de la Patà", la del Castillo, la que en 1237 y 1238 fue escenario de las resistencias más decisivas de la conquista valenciana ("aquell lloc no serà desemparat, ans guanyarem València i tota l"altra terra després", escribió Jaume I). Allí se celebraba el Aplec del País Valencià del que llegaría a ser emblemático y cantado por Al Tall "darrer diumenge d"octubre, el camí ja és ben sabut,/eixiu a la carretera/que cal aplegar-se al Puig". Este año, hoy, por más señas.Y, allí, está, junto a un sintomático pozo, la patà del caballo de Jaume I: "La patada del cavall/del gran rei Conqueridor,/feu eixir eixa fonteta/com si fora un gran surtidor,/d"aigua dolça, pura i neta", cantaba Martí i Gadea. Muy fogoso debería ser aquel real caballo. No es la única coz petrificada atribuida. En Planes, en la también muntanyeta sagrada de Sant Cristòfol, existe otro signo del mismo potro y, al pasar, la gente se santigua con el agua o arena que contiene el tenido por santo agujerito. En Mallorca las huellas también serían del rocín conquistador. Sin embargo, en Cataluña las petjades son del animal de san Martín o de sant Jordi y en Andorra -¡cómo no!- se atribuyen al solípedo de Carlomagno. Países o estados que coinciden, curiosamente, en la posesión de señales de Roldán, como la de Puigcampana. El área de difusión de las pisadas o patadas es muy extensa; abundan en Europa, África y llegan a Asia; en la India se atribuyen a Buda y en Ceilán a Adán. Son siempre, si no adoradas, vistas con reverencia. En todos los casos van unidas a dioses, mitos, héroes, santos e incluso diablos. Son un difuminado y borroso recuerdo de antiguos cultos solares. El hombre primitivo imaginaba que el astro rey cabalgaba sobre un ligero corcel o sobre un veloz carro, saltando de una a otra montaña. Cada patada era un altar que se dedicaba al Sol y aseguraba su diario y vital paso.

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