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EL CONTROL DE LAS EMPRESAS

Las 'Stock options', una fórmula para ganar más y con ventajas fiscales

Las opciones de compra sobre acciones de la propia empresa es un sistema de retribución a los directivos de las sociedades que ha proliferado en los últimos años. Por parte de la empresa se busca la fidelidad del directivo, de forma que se considere más implicado en la evolución del negocio y que se lo piense dos veces antes de irse a la competencia.En palabras de la dirección de Telefónica, se trata de "alinear los intereses de los ejecutivos de la Compañía con los intereses de los accionistas".

La moda de las stock options tiene mucho que ver con la fiebre bursátil de los últimos años. Los directivos pactan con la empresa el derecho a adquirir en un plazo de tiempo concreto -dos, tres, cuatro años- un número determinado de acciones a un precio dado que, se supone, se incrementará en el futuro. Cuando se ejecuta la opción, si el mercado se ha comportado conforme a lo previsto, se adquieren acciones revalorizadas a un precio muy inferior al del mercado. La diferencia entre el precio de compra que se pactó y la cotización real de la acción es la ganancia del directivo.

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En el Reino Unido y Francia este instrumento está ahora muy cuestionado. Desde los respectivos Gobiernos existen fuertes presiones para poner límites a las altas remuneraciones que los directivos de las empresas obtienen a través de este sistema. En el Reino Unido se plantea un mayor control por parte de los accionistas de las empresas, mientras que en Francia está a debate la posibilidad de aplicar un impuesto especial a este tipo de ganancias.

En España, las opciones de compra han recibido un impulso considerable en el reglamento que ha desarrollado la Ley del Impuesto sobre la Renta que ha entrado en vigor este año. La ventaja es que si la opción a la compra de acciones se ejercita dos años después de acordada, tributará en el IRPF como una renta del trabajo irregular, con una reducción del 30%, según la normativa de Hacienda. A esta renta se la califica de "irregular" porque se ha generado en un periodo superior a un año.

Esto significa que a la ganancia obtenida, es decir, a la diferencia entre el precio de la acción fijado inicialmente y el que resulte cuando se ejercite el derecho, se le aplica la reducción del 30%, que antes de la nueva Ley del IRPF no existía. Esto es así sólo en el caso de que hayan transcurrido dos años o más entre el momento en que se estableció el derecho y en el que se produce la compra. Si la opción se ejercita en menos de dos años, tributa como renta de trabajo sin reducción.

Cuando se percibe esa remuneración, el ingreso se añade a las demás rentas del trabajo a los efectos de calcular el tipo de retención.

A la hora de presentar la declaración de renta, al año siguiente, el rendimiento obtenido se añade, asímismo, a las demás rentas del trabajo para establecer el tipo impositivo, es decir, lo que hay que pagar a Hacienda.

Hasta ahora esta fórmula de remuneración de los directivos se ha utilizado con total libertad; es decir, no existía obligación de comunicarlo a la Comisión de Valores.

Al conocerse el caso de Telefónica, el Gobierno se ha visto forzado a obligar a las compañías a que informen a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de la existencia de esta fórmula de remuneración.

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