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NUEVA CRISIS EN EL CÁUCASO

Los asaltantes del Parlamento se entregan pacíficamente tras 18 horas de negociación

El presidente armenio, Robert Kocharián, intervino en la noche del miércoles al jueves para poner fin al drama vivido en el Parlamento, sin tener necesidad de ordenar el asalto de las fuerzas especiales, aunque todo estaba preparado para el ataque. Después de intensas negociaciones entre Kocharián y los cinco hombres armados que irrumpieron en la Cámara causando la muerte de ocho personas -entre ellas, el primer ministro, Vazguén Sarkisián-, los asaltantes liberaron a los rehenes que permanecían en su poder y se entregaron a la policía. Su cabecilla afirmó que habían disparado al aire.

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Dieciocho horas -que se hicieron eternas para las decenas de diputados y ministros mantenidos como rehenes por los atacantes del Parlamento- duró el drama que costó la vida del primer ministro, Vazguén Sarkisián; del presidente del Parlamento, Karén Demirchián; de sus dos vicepresidentes, Yuri Bajshián y Rubén Miroyán; de los diputados Mikael Kotanián y Armanak Armenakián, y del ministro para Asuntos Operativos, Leonard Petrosián.Estos siete políticos perecieron como consecuencia de las balas recibidas cuando los asaltantes abrieron fuego al irrumpir intempestivamente en la sala de plenos en la tarde del miércoles. La octava víctima, Guenrik Abramián, diputado y presidente del consejo editorial del diario Aistán, falleció debido a un ataque al corazón.

Los asaltantes estaban dirigidos por Nairí Unanián, un ex periodista que había militado en el partido nacionalista Dashnaktsutiún, del que fue expulsado hace siete años. Unanián embarcó en la aventura a su hermano Karén y a su tío Vram Galstián.

Poco después comenzaban las negociaciones con el presidente Kocharián, que fue a la Cámara para poder negociar con los asaltantes. Mientras tanto, la sede parlamentaria era bloqueada por fuerzas del orden público y a la capital, Yereván, llegaba el grupo antiterrorista Alfa -el mismo que asaltó en Moscú el Sóviet Supremo en octubre de 1993-, enviado por el Gobierno ruso.

Como resultado de las conversaciones, Kocharián difundió un mensaje en el que garantizaba a los cinco asaltantes que no utilizaría la fuerza contra ellos y que tendrían un juicio justo. Unanián pudo hablar por la televisión, como era su deseo, y en su intervención se retractó de las primeras declaraciones, en las que aseguraba que quería dar un golpe de Estado, y explicó que habían disparado al aire, que no habían querido matar a nadie, y dijo lamentar la muerte "de inocentes" que causó el tiroteo. Unanián se quejó de que "el país está en una situación catastrófica", que "la gente está hambrienta y el Gobierno no ofrece ninguna solución", y denunció la pobreza que reina en Armenia, donde "los niños no tienen zapatos ni libros para ir a la escuela".

En la mañana de ayer, Unanián y sus compañeros dejaron libres a los rehenes y se rindieron. Fueron conducidos al Ministerio de Seguridad para ser interrogados. El drama, que había comenzado a las 5.15 de la tarde del miércoles, terminaba a las 11 de la mañana del jueves, mientras la televisión mostraba cómo los funcionarios y diputados que habían permanecido como rehenes abandonaban a pie la sede del Parlamento.

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