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Los españoles no sienten compromiso con lo público, según un estudio

Las ONG son la forma de asociarse preferida

Los españoles se comprometen poco, menos que los ciudadanos de otros países de su entorno. Fuera de su círculo privado de familiares y amigos, no se sienten responsables de lo que ocurra. Si acaso, se solidarizan con causas que les quedan lejos, con frecuencia en el Tercer Mundo. Pero, en general, delegan en los poderes públicos y en iniciativas mercantiles la responsabilidad de mejorar su entorno. Son algunas de las conclusiones que ofrece el estudio ¿Existe sociedad civil en España?, que ha editado la Fundación Encuentro y fue presentado ayer en Madrid.El informe recoge los cambios en la conciencia social de los españoles en los últimos 20 años. Los ciudadanos de hoy son, según el texto, más consumistas e individualistas. Una prueba es que el asociacionismo ha crecido poco, con la excepción de las ONG. Este fenómeno supera ampliamente a los partidos políticos, los sindicatos o las agrupaciones religiosas entre las preferencias de quienes deciden asociarse.

Joan Subirats, coordinador del libro y catedrático de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Barcelona, dice que los españoles carecen de un espacio público que sientan como una responsabilidad de todos: "Lo que no es nuestro o de nuestros amigos no es de nadie, o pertenece a los poderes públicos o al mercado".

Subirats advierte de que con esta mentalidad se corre el peligro de que se mercantilice el ocio, la sanidad, la educación, el deporte, la solidaridad y todo aquello que, siendo público, se considera ajeno.

El autor plantea como reto aprovechar la capacidad de colaborar que muestran los españoles en otros ámbitos -como la organización de fiestas populares, los vínculos con América Latina o la donación de órganos, en la que España es líder mundial- para todos esos campos de responsabilidad colectiva donde no hay más tradición que la del "sálvese quien pueda". El estudio recoge como esperanza que los jóvenes son los que más se implican con los problemas sociales. Lo que no puede asegurar es que el compromiso de todos esos jóvenes sobreviva a su juventud.

Necesidad de análisis

El coordinador del libro defiende que hace falta analizar el grado de solidaridad de los españoles por dos razones. Las dos tienen algo que ver con el fenómeno de la globalización.

En primer lugar, Subirats asegura que "los poderes públicos dificilmente controlan el nuevo escenario global". Puso de ejemplo la impotencia de los Gobiernos ante fenómenos cada vez más frecuentes, como el despido de trabajadores por parte de multinacionales. El segundo motivo es que la confianza internacional que despierta un país a la hora de atraer inversiones que contribuyan a su desarrollo depende, en gran parte, de su grado de cohesión social.

José María Martín Patino, presidente de la Fundación Encuentro, destacó la dificultad que supone en España localizar datos para establecer lo que denominó el "IPC del bienestar social". En este sentido propuso la necesidad de crear un observatorio que mida los indicadores de calidad en la sociedad.

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