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Tierras movedizas en un barrio de Sallent

El suelo de un barrio de Sallent (Bages) se hunde a un ritmo de dos centímetros cada año como consecuencia de la presencia de galerías de potasa mal selladas a unos 250 metros de profundidad. Varios edificios del barrio de la Estación de Sallent tienen importantes grietas que no se han estabilizado. La Generalitat ha aprobado una modificación del plan general de ordenación urbana para evitar la construcción de nuevos edificios en este barrio y en otro contiguo, la Rampinya, que también presenta problemas de hundimientos, aunque no tan generalizados como en el otro punto.Los técnicos de la dirección general de Actuaciones Concertadas y Arquitectura y Vivienda no dudan en la relación causa efecto entre la presencia de una antigua mina inundada en el subsuelo y los movimientos en la superficie. El problema en los edificios se detectó hace cinco años, según han explicado los vecinos; desde 1997, el Servicio Geológico del Instituto Cartográfico de Cataluña está efectuando mediciones en la superficie de manera periódica. Se ha cifrado en dos centímetros anuales el ritmo del hundimiento.

El problema de los movimientos de tierra en zonas donde ha habido actividad extractiva es conocido, pero no hay precedentes de problemas de este tipo en zonas habitadas y de las soluciones arquitectónicas que se deben tomar para asegurar y mantener la estabilidad de las mismas. En el mismo municipio hay movimientos registrados de hasta un metro de desnivel en un periodo de 50 años que han obligado, por ejemplo, a la sustitución de un tramo de un canal medieval que lleva agua de Balsareny a Manresa.

La Comisión de Urbanismo de Barcelona aprobó, el pasado mes de mayo, medidas restrictivas para "garantizar al máximo la seguridad de las personas y de las construcciones" de las zonas afectadas. En la parte no urbanizada del barrio de la Rampinya se ha calificado el suelo como no edificable; en el barrio de la Estación, donde han aparecido las grietas, sólo se podrán llevar a cabo obras de mantenimiento en los edificios ya existentes y construcciones de planta baja si son nuevas. Además, se regulan medidas técnicas para las nuevas edificaciones, como la presencia de juntas de dilatación en los edificios cada 10 o 12 metros.

El problema del hundimientos del suelo en el barrio de la Estación tiene como origen una antigua mina de potasa, la primera que se explotó en Sallent a principios de los años veinte. La empresa minera decidió cerrar las galerías cuando tuvo que claudicar en su lucha para evacuar el agua que se filtraba por una corriente subterránea. Mina Enrique, nombre que recibía la explotación, se abandonó mayoritariamente entre los años 1955 y 1960 y, de manera definitiva, en 1973, cuando en la superficie ya se habían construido diversos edificios. El Ayuntamiento de Sallent nunca tuvo a su disposición la planimetría de las galerías de la mina y los políticos de la época aprobaron la urbanización en el barrio de la Estación.

Ahora se conoce el efecto que tiene en la superficie el fenómeno que técnicamente se conoce como subsidencia, pero no se tiene aún información sobre el problema en el interior, es decir, sobre cuál es la situación en las viejas galerías. Geólogos consultados consideran que en el interior de la galería se debe haber formado una gran bofia (cavidad) por la disolución de los componentes salinos a causa de la presencia de agua dulce. La situación se debería haber estabilizado por sí misma si el agua se hubiese saturado de sal, pero más que una entrada de agua sin salida se trata de una corriente. Una hipótesis es que la galería coincida con una falla.

Un problema similar, la aparición de bofias, ha provocado en Cardona el desvío del río Cardener. En este caso no se ha establecido una relación directa entre la presencia de explotación minera y los problemas que en principio se atribuyen a la existencia de corrientes de agua dulce que han entrado en contacto con las capas más superficiales de mineral salino.

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