Un etarra confiesa un crimen porque se siente perseguido por los ojos del hijo de su víctima

La Audiencia Nacional ha procesado a un etarra entregado por México que confesó un asesinato, por el que no estaba imputado, porque se sentía perseguido por los ojos del hijo de su víctima, que presenció los hechos, según informaron fuentes jurídicas. Se trata de José Antonio Galarraga Arrona, Korta, entregado a España el 13 de julio de este año.Galarraga sólo tenía una causa pendiente en la Audiencia Nacional, abierta en 1980, por colaboración con banda armada. Estaba acusado de ser el responsable del comando Andutz y desapareció de su domicilio en enero de 1981 para huir de la policía. Durante estos 18 años ha residido en México, llegando a vivir de limosna en algunas épocas. Fue detenido el pasado 7 de julio por llevar documentación falsa y entregado a las autoridades españolas.

Cuando, en la toma de declaración, se le preguntó por su relación con ETA, Korta confesó libremente que había asesinado el 16 de mayo de 1980 al industrial Ceferino Bonifacio Peña Zubía, en Arrona (Guipúzcoa), previo robo de un vehículo a punta de pistola en Zarautz. El etarra dijo que confesaba su crimen porque había matado al industrial de un tiro en la cabeza delante de su hijo, de cinco años. Desde entonces y durante todo este tiempo, dijo, se ha sentido atormentado porque veía cómo le perseguían los ojos del niño mientras él cometía el crimen.

Cuando en septiembre pasado, Interior acordó trasladar a 105 presos de ETA a cárceles más próximas al País Vasco, Galarraga fue trasladado de Madrid-V a Mansilla.