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Natzaret vibra con el duelo de pilota vasco-valenciano

En su terreno, el vasco Patxi Eugi se impuso al valenciano Enrique Sarasol en el duelo de frontón que enfrentó a ambos jugadores ayer en Natzaret (32-21) ante unos 1.000 espectadores. O sea, que Eugi, 27 años, cumplió los pronósticos. El jugador vasco derrotó a un Sarasol que sucumbió ante la mayor destreza de Eugui en una modalidad muy arraigada en el País Vasco: el frontón. Sarasol, que aceptó el reto, acabó resignado, impotente. El gran campeón valenciano sufrió, en realidad, un varapalo. Porque dio la impresión de que Eugi finalizó con mucho combustible, de que todavía tenía mucha cuerda. Eso fue al final, cuando la partida ya estaba sentenciada y la remontada se antojaba una quimera. No es fácil encontrarse con un Sarasol abatido, que incluso aceptó la derrota sin rechistar, consciente de su inferioridad. Eugui no era Irazola, un vasco de segunda fila que perdió ante Sarasol el año pasado en el mismo escenario. Eugi es un jugador poderoso, con una pegada fortísima; un jugador que no da tregua, que jugó con cierta -o mucha- ventaja. De poco le sirvió a Sarasol preparar la partida a conciencia. Al final, se notaron las horas de vuelo de cada uno en frontón. Sarasol dio la cara, dejó el listón alto, la puerta abierta a otro desafío vasco-valenciano, a otro encuentro. Si nos atenemos a la expectación que levantan estas partidas, vale la pena. Es una forma de potenciar la pelota en Valencia, de rejuvenecer la afición, de crear adeptos.

La superioridad de Eugi fue palmaria durante toda la partida. Una vez asentado en la cancha, el vasco no dio opción a Sarasol, que se encontró incómodo. Pese a comenzar ganando por 0-3 -Eugi falló los primeros tres restos-, el pelotari valenciano se diluyó poco a poco. La gente que asistió a la partida en el frontón de Natzaret confió en la remontada, en la recuperación de Sarasol, que sólo se mantuvo vivo hasta el 6-6. La contundencia y mejor colocación de Eugi en la cancha hicieron mella en Sarasol, que veía cómo el vasco se distanciaba en el marcador. La derrota comenzó a ser asumida por el público y el propio jugador valenciano cuando el marcador reflejaba un rotundo 17-26. No cabía la sorpresa. Principalmente, porque Eugi no ofreció fisuras en su juego. Porque Eugi es más jugador de frontón. Porque el vasco jugó en su terreno, en unas condiciones más familiares para él.

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