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Túnez reelegirá hoy a Ben Alí por tercera vez

Otros dos candidatos participan en la primera carrera presidencial pluripartidista desde 1956

Túnez celebra hoy sus primeras elecciones presidenciales pluripartidistas desde su independencia, en 1956, pero aun así, no cabe ninguna duda sobre su resultado: el presidente Zin el Abidin Ben Alí, de 63 años, será reelegido por tercera vez pese a tener dos rivales. Ninguno de los otros dos contrincantes, Mohamed Belhaj Amor y Abderrahman Tlili, supone un riesgo para Ben Alí. Ambos se han abstenido de criticarle y Tlili asegura incluso que es mejor candidato que él mismo."Paraíso de paz y de estabilidad social", "Doce años de crecimiento sostenido", "Integración exitosa en el espacio económico europeo". Con estos eslóganes, una publicidad difundida esta semana por periódicos franceses intentaba atraer a Túnez más inversión extranjera.

Desde hace más de una década, la historia de Túnez es la del éxito económico. Su crecimiento medio ha sido estos años del 5%, la inflación está controlada en un 3,1% en 1998, la inversión extranjera alcanzó la cifra récord de 113.000 millones de pesetas y la renta per cápita rebasa los 2.200 dólares. Sólo la tasa de paro (15,6%) ensombrece este panorama. Túnez es, además, el niño mimado de la UE. Fue el primer país en firmar con Bruselas el acuerdo de asociación.

Pero si sus buenos resultados económicos contrastan con los de sus vecinos árabes, el balance de 12 años de presidencia de Ben Alí también diverge del de Argelia y Marruecos, que avanzan a trancas y barrancas hacia mayores cuotas de libertad. Túnez, con sus casi 10 millones de habitantes, es la excepción en el Magreb.

Nada menos que ocho organizaciones internacionales de derechos humanos, encabezadas por Amnistía Internacional y Humans Rights Watch, denunciaron en mayo en París el atropello de las libertades. Un dato, entre otros muchos, ilustra la política de "guante de hierro" seguida por Ben Alí: en las cárceles tunecinas hay más de 2.000 presos políticos, la mayoría islamistas, el triple de los detenidos en Marruecos durante los "años de plomo".

Los islamistas fueron las primeras víctimas de la represión desencadenada por Ben Alí -9.000 militantes fueron privados de libertad- poco después del golpe de Estado blando que dio en 1987 para derrocar al senil Habib Burguiba.

Pero la máquina policial puesta en marcha por este presidente, que hizo toda su carrera en el Ministerio del Interior, no se detuvo ahí y empezó después a laminar a la oposición laica. "Túnez no posee el monopolio de las violaciones de los derechos humanos, pero es uno de los países en que el desfase entre el discurso oficial y la realidad es más llamativo", aseguran en su libro sobre Ben Alí, recién publicado en París, los periodistas Nicolas Beau y Jean-Pierre Tuquoi

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Ben Alí intentó a finales de los ochenta legitimar su régimen. Organizó en 1989 unas primeras elecciones presidenciales, a las que se presentó como único candidato, y en 1994 repitió la experiencia. En ambos casos ganó con más del 99% de los sufragios.

Esta vez, sin embargo, ha modificado la legislación electoral para permitir que algunos dirigentes de los partidos políticos aún tolerados concurran a los comicios. Relegados a un segundo plano por la prensa, Tlili y Amor han alternado durante su campaña los elogios a Ben Alí con propuestas que apenas se diferenciaban de la política presidencial.

La prensa no ha proclamado aún la victoria de Ben Alí, pero sí anuncia que en las elecciones legislativas, que coinciden con las presidenciales, "los partidos de la oposición lograrán al menos el 20% de los escaños" mientras que el gubernamental "arrebatará el 80% restante". Ben Alí no quedará por debajo de ese porcentaje.

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