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De alcalde a pocero

Ginés Donaire

, No es que tenga un olfato especial para adivinar lo que hay en el subsuelo. Sus únicas profecías conocidas quedan ya lejanas en el tiempo, pues se remontan a su época de cura en los años setenta. Sin embargo, sus vecinos empiezan ya a identificarlo como un tipo con un don sobrenatural para ver más allá de lo que lo hace cualquier ser humano. Se trata de Manuel Beltrán Cámara, alcalde de la localidad jiennense de Jamilena (3.700 habitantes), que en apenas cuatro meses en el cargo ha logrado lo que sus antecesores no habían hecho en décadas: acabar con los graves problemas de abastecimiento de agua que tenía este pequeño municipio casi de forma endémica.Desde el pasado mes de julio han sido ya tres los acuíferos localizados en el término municipal de Jamilena. En todos ellos valieron los consejos del alcalde. En el último de los hallazgos, una sima de agua descubierta recientemente en una finca del paraje de El Calvario, Manuel Beltrán no esperó ni siquiera a que llegaran las máquinas del Ayuntamiento y de la Diputación. El mismo cogió una azada y, en compañía de su hijo, empezó a cavar hasta que empezó a brotar agua del subsuelo. Todavía no está del todo conforme y predice nuevos hallazgos: "Puede haber un embalse de agua natural debajo de esta finca", subraya.

Cuando se le pregunta cuál es el secreto de sus pronósticos exitosos, Manuel no duda un segundo en hacer copartícipes de ese éxito a los mayores del pueblo, de los que dice haberse fiado siempre. "Soy un enamorado de la sabiduría popular", resalta el alcalde jamilenudo, quien rechaza recibir en la Alcaldía a geólogos o técnicos especializados en sondeos que vengan a proponerle la solución al problema del agua en su pueblo.

Manuel ha preferido contar como asesores con Miguel, El Chico; Pepe, El del Helao; Rafaelete; Juan de Dios, El de Pilato o Juan José, El de la Purita. "Hablando con ellos me dijeron que era imposible que no hubiera agua, pues la configuración del pueblo, con forma de anfiteatro antiguo, permite que los recursos acuíferos subterráneos no salgan nunca del perímetro del municipio", comenta Manuel Beltrán.

Y así, haciendo caso a los más viejos del lugar, es como el alcalde empezó a localizar los acuíferos de la Loma Pineda, que arroja 12 litros por segundo, en el barrio del Pilar, la parte antigua del pueblo, y el más reciente del paraje de El Calvario. "Los viejos me dicen que puede haber al menos ocho puntos de agua", añade Manuel, que agradece la ayuda que le han brindado en esta tarea la Diputación de Jaén y la Junta de Andalucía.

Manuel Beltrán, que afronta desde las filas socialistas su primera incursión en la política municipal, quiere aprovechar las nuevas posibilidades que se le abren al pueblo con la abundancia de agua para promover en las afueras de la localidad una zona residencial de segunda vivienda para atraer a ciudadanos de la capital, que dista apenas trece kilómetros.

Antes, el alcalde quiere rescindir el contrato con la empresa concesionaria del servicio del agua, pues, a su juicio, no es lógico que se cobren recibos de hasta 40.000 pesetas a familias sin recursos. "Saldremos a la calle e iremos a los tribunales si es preciso para que no nos roben más", indica este alcalde con fama de reivindicativo.

"Quiero despertar conciencia y sentido de comunidad y solidaridad entre mis vecinos, y que pierdan el miedo a reivindicar", manifiesta Manuel, que admite que ha heredado esa rebeldía de su época de sacerdote: "Me tocó lidiar con las personas más pobres y de mayor conflictividad social y eso me ha ayudado ahora en la política".

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