Los universitarios radicalizan sus acciones tras seis meses de huelga
Lejos de deponer su actitud, el alumnado más intransigente de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en huelga desde el pasado 20 de abril, convocó ayer a tomar los institutos donde se imparten clases extramuros. El conflicto alcanza el medio año de duración sin arreglo a la vista, y se adentra en un año electoral especialmente importante para México: las primarias del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) para elegir a su candidato, el 7 de noviembre, y las presidenciales del 2 de julio del 2000.El Consejo General de Huelga (CGH), que permanece controlado por los ultraizquierdistas, llamó a una masiva manifestación el 3 de noviembre. La huelga parece habérsele ido de las manos a todos, y ninguna autoridad quiere aventurarse a utilizar la fuerza para recuperar las aulas. La conocida escritora de izquierdas Elena Poniatowska, autora del libro de referencia sobre la matanza de estudiantes en la plaza de Tlatelolco (octubre de 1968), criticó la intervención del jefe de la guerrilla zapatista en las negociaciones sobre la disputa: "Creo que ahí también metió la pata el subcomandante Marcos". Marcos ha emitido varios comunicados solidarizándose con los huelguistas.
Las facultades e institutos de la universidad más grande de América Latina, quizás del mundo, con 270.000 alumnos y 30.000 empleados y académicos, permanecen ocupadas por la vanguardia de una huelga concebida inicialmente contra la subida de las matrículas decretada por el rector, Francisco Barnés. El académico cometió la imprudencia de subir las tasas de 2 centavos de dólar anuales a unos 120 dólares (de 3 pesetas a 19.000), el primer incremento desde 1948, y desencadenó un pandemónium de ribetes políticos que puede acabar a porrazos, cuando no a tiros. La subida, refrendada por el Gobierno federal, no significaba mucho, apenas el 2,5% de un presupuesto de 900 millones de dólares, pero se aprobó en tiempos políticos inconvenientes.
Sordos y empecinados
Los huelguistas, más sordos y empecinados que abiertos a la negociación, desoyeron las aseveraciones de que la nueva recaudación no afecta a las familias que ganen menos de 435 dólares mensuales, cuatro veces el salario mínimo, y que los fondos aportados por quienes pueden hacerlo ayudarán precisamente a los pobres con becas y bolsas de estudio. La dirección del paro imputó engaño al rector, pues lo que se perdona por un concepto, dice, es cobrado por otro.
El siete de junio, el rector retrocedió, y anuló el Reglamento General de Pagos, la subida de matrículas, pero para entonces el movimiento de protesta había cobrado fuerza. Exige la gratuidad total de la enseñanza pública, el ingreso automático en la universidad, la ausencia de trabas en la elección de la carrera, la anulación de los límites impuestos a la permanencia en la facultad y, sobre todo, la sustitución del Consejo Universitario, principal autoridad, por un congreso del alumnado con atribuciones para definir de hecho el rumbo a seguir por la UNAM.
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