Un americano en Vallecas
Keller, portero del Rayo, es el menos goleado junto a Juanmi
Cambió los guantes de béisbol por los de portero de fútbol, pero tras comprobar que en Estados Unidos ese trueque no le haría precisamente millonario, emigró a Europa. Aterrizó en Inglaterra y allí estuvo seis años, primero en Londres, en el Millwall, y luego en Leicester. Pero Kasey Keller (29 años), portero del Rayo, es un tipo inquieto, al que siempre le gustó aquello de conocer mundo. Por eso, cuando el pasado verano recibió la noticia de que un equipo de Madrid le quería contratar, no lo dudó. Pero esa oferta no le llegaba del Real ni del Atlético. Le llegaba del Rayo Vallecano: "¿El Rayo qué?", preguntó a su agente cuando éste le pasó la información.Así que apareció por Vallecas con cara de despistado, pese a que la situación le resultaba conocida. Porque el Millwall, su primer destino en Europa, también era un equipo de barrio. "La diferencia es que en Londres uno no puede tomar a menudo el sol en la piscina y aquí sí. Incluso en octubre", declara con la inestimable, y absolutamente necesaria, ayuda de su representante.
Porque Keller, el portero menos goleado de Primera (5) junto al zaragocista Juanmi, anda flojo en aquello del idioma castellano. Su mujer, Kristin, que estudió en España, le echa una mano. "Pero la mejor ayuda me la dan los compañeros", dice él. Claro que esa ayuda tiene riesgos. Luis Cembranos, la estrella del Rayo, descubre el principal: "Hombre, que nadie dude que lo primero que ha aprendido ha sido un buen catálogo de tacos".
Todo es sorprendente en el Rayo. Su liderato, su buen fútbol y el hecho de que un portero estadounidense, que llegó gratis y del que buena parte de la afición no sabe ni de dónde ha salido, sea el menos batido de Primera. "Lo que más me llamó la atención al llegar es que muchos periodistas no me conocieran, cuando ya he disputado dos Mundiales con mi país". . El que sí le conocía era Juande Ramos, que apostó por él en detrimento de Julen Lopetegui, uno de los grandes ídolos de la afición rayista. "No tengo más que palabras de agradecimiento para Julen, que se está comportando como un profesional y un amigo", dice Keller, que ha cogido la costumbre de celebrar cada victoria con una buena comida junto a su familia. El problema es que sus gemelos, de dos años, le obligan a acudir a sitios de comida americana, "cuando a mí me parecería bastante mejor celebrarlo, por ejemplo, con jamón ibérico".
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