El negocio del arco iris
Luis es gay. La semana pasada llamó a un electricista. Dos personas acudieron a su llamada. Tal vez porque Luis tenía fotos con su compañero sentimental o porque la casa estaba decorada de una forma concreta, los dos electricistas se apercibieron de la tendencia sexual del cliente. Las iniciales risas acabaron en una situación embarazosa para Luis que optó por pedir a los dos profesionales que se fueran de su casa y decidió buscar otra opción. El nombre del protagonista de esta historia es ficticio, pero la situación vivida es real. Se la contaba ayer por la mañana a uno de los dos jóvenes valencianos que han puesto en marcha en la ciudad de Valencia Servi G, una compañía de servicios que prestan profesionales homosexuales: abogados, pintores, albañiles, electricistas, médicos... De todo excepto sexo. "Se trata de ofrecer toda una gama de servicios a un colectivo que no tiene porqué encontrarse incómodo cuando acude a un médico o llama a un fontanero", explica Juan. Tanto él como su compañero y socio en el nogocio, Iván -ambos prefieren mantener sus apellidos en una confidencialidad que también ofrecen a sus futuros clientes-, han vivido situaciones similares a la antes narrada. Tal vez eso les llamó la atención de un negocio que ya funciona en otras ciudades del país.El impulsor de este negocio -que ayer les acompañaba en la presentación y que también prefiere que su nombre no aparezca- es un catalán que ahora ofrece en franquicia la empresa. "La gente tiene derecho a compartir su identidad sexual con quien quiera", explica. Para el promotor de Servi G, el hecho de que los profesionales que atienden los trabajos que se solicitan en su empresa sean homosexuales garantiza tranquilidad al cliente, a quien no se le exige una orientación sexual determinada, de hecho el 30% de sus clientes se proclama heterosexual. "Mucha gente tiene que remover la casa para que el profesional que entra en ella no vea ciertas cosas y evitarse así comentarios maliciosos", explica. Además, niega que el negocio contribuya a la idea del gueto al que se asocia a este colectivo: "Nadie obliga a nadie: los profesionales se apuntan voluntariamente y nosotros atendemos a todos los que llaman".
La empresa valenciana arrancó ayer con 40 profesionales preparados para atender las llamadas y con varios clientes ya en cartera. Servi G funciona como intermediario. El cliente llama al teléfono de la empresa, el 902 280 380, y solicita el servicio que precisa. Inmediatamente, los responsables de la firma contactan con el profesional indicado, o incluso con varios si se precisan presupuestos para trabajos de mayor envergadura. Son ellos los que después contactan directamente con el cliente. La empresa gana dinero con la comisión que percibe del profesional. Juan e Ivan han buscado profesionales de diversos campos para poder iniciar la actividad con los aspectos básicos cubiertos. Aún así, necesitan todavía algún albañil, por ejemplo, pero de momento pueden atender la mayor parte de las solicitudes. Ayer, dos jóvenes, Iván e Izasku, explicaban por qué se habían apuntado a esta iniciativa. Iván espera trabajar de camarero y modelo, así como de drag-queen para las fiestas que también organiza íntegramente la firma. Izasku, una de las chicas que presta sus servicios a través de Servi G, es peluquera. Ambos saben que este tipo de empresa era esperado por un colectivo que todavía padece numerosos prejuicios entre la sociedad. La prudencia mostrada por todos a la hora de elaborar esta información es muestra de ello.
Pero precisamente la discreción -"La profesionalidad. A al fin y al cabo somos una empresa que debe hacer bien su trabajo"- es uno de los puntos fuertes de la firma. Dice el tópico que el colectivo homosexual dispone de mucho dinero. Tal vez al final de los colores del arco iris que representan a estos hombres y mujeres esté o no el caldero lleno de oro que asegura el mito. Para muchos, al final de este arco iris que tienden los dos jóvenes empresarios, haya un pedazo de libertad.
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