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Geena Davis presta sus talentos al cine infantil de efectos especiales

La actriz es optimista sobre el futuro de las intérpretes maduras

Geena Davis se ha rendido a las reglas del último juego de Hollywood: hablar a una sábana, declarar su amor a un punto rojo e inventarse acción donde no la hay. Así se ruedan las últimas películas del cine estadounidense de efectos especiales. En Stuart Little, Davis adopta a un ratón (al que presta su voz Michael J. Fox), creado por ordenador, que tiene que enfrentarse a un gato malvado que quiere hacerle la vida imposible.

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El punto rojo

La chica de Thelma y Louise no tiene pinta de ser una madre de familia que adopta a un ratón virtual. Sus 42 años parecen 30, sus piernas son casi interminables, y sus andares, de atleta de tiro al arco, el deporte que la ha hecho plantearse incluso competir en los próximos Juegos Olímpicos de Sidney. La pose de rockera, la chaqueta de cuero y la melena muy corta subrayan su actitud contestataria con el cine de los grandes estudios: "No puedo quejarme porque nunca me ha faltado el trabajo, pero todos preferimos que dos actores se miren a los ojos y se brinden mutuamente sus interpretaciones", contesta sobre la frialdad que le supone el imaginarse en un plató personajes que no existen.Es lo que le pasó en el rodaje de Stuart Little, lo que ella recuerda como una experiencia casi surrealista. Stuart es un simpático ratoncito que encuentra en el amparo de la familia cinematográfica de Davis el sitio ideal para observar las costumbres humanas que imita con precisión. La película, que no se estrenará hasta el año que viene en España, tiene un presupuesto desorbitado que la productora Columbia no ha querido revelar hasta la fecha del estreno. Las voces de gatos y ratones las han puesto actores famosos de la talla de Chazz Palminteri, Jonathan Lipnicki, Jennifer Tilly y Michael J. Fox, que es Stuart. El director del filme, Rob Minkoff, se ha basado en la novela infantil de E.B. White, que en Estados Unidos ha sido uno de los títulos más vendidos del año.

Papeles diversos

Geena Davis es una actriz a la que le que gusta pasearse por papeles muy diversos. En su último filme estrenado en España, Memoria letal (1996), encarnaba a una chica valiente a la que no se le ponía nada por delante, al estilo de La isla de las cabezas cortadas (1996): "Sé que doy bien el tipo de mujer de acción, una Bruce Willis en femenino, aunque no quiero encasillarme en papeles de un solo estilo. Eso nos perjudica a los actores". Y en esa búsqueda, casi de exploradora en los tiempos que corren para las actrices maduras, la actriz sigue esperando otra Thelma. "Es difícil encontrar un guión inteligente, aunque el trabajo que están realizando Susan Sarandon, Annette Bening o René Russo es una muestra clara de que los grandes estudios se están mentalizando de que las actrices de 40 son más que necesarias. Soy bastante optimista".

La carrera cinematográfica de Davis es una incursión por géneros en los que encontró muy buenos padrinos: cineastas como Sidney Pollack, Ridley Scott, Lawrence Kasdan y Tim Burton, entre otros. "Se nota que un buen director es aquel que encuentra el equilibrio entre saber dirigirte y tener en cuenta tus criterios", recalca al justificar por qué es tan importante tener una carrera de experiencia en la que se esté abierto a nuevas propuestas: "Si existen nuevos medios tecnológicos, con impresionantes efectos sobre la pantalla, hay que aplicarlos, pero al servicio de las emociones y no al revés". No pudo resistirse a las propuestas de Rob Minkoff, que le daba la oportunidad de saborear e interpretar a una madre divertida. "Me encanta el cine para niños. Y no creo que sea una película estrictamente infantil, es válida para todos los públicos". De cualquier modo, Geena Davis rechaza las identificaciones con un cine familiar con moraleja. La familia no es lo suyo, constata cuando bromea con sus divorcios.

A la actriz no le gusta presumir ni de años ni de la experiencia que tiene. Lleva su edad como un suplicio, algo que se nota cuando un periodista le advierte de que en Stuart Little parece mayor que en persona. Con un "prefiero no comentar nada" despacha el tema de la edad. Hace gala de su forma física, que exhibe en una camiseta sin mangas que muestra unos brazos musculosos: "Mezclarme con deportistas de élite fue toda una experiencia. Entre ellos pude refugiarme como si fuera una deportista y no una estrella".

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