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El líder del ex PCI asegura que el comunismo es incompatible con la libertad

, El caso Mitrokhin, con su secuela de revelaciones menores y sus pequeñas sorpresas históricas sobre episodios clave de la historia de Italia, ha tenido un colofón inesperado: provocar la autocrítica del partido heredero del PCI, los Demócratas de Izquierda (DS), que gobierna el país, en coalición con varios grupos centristas desde abril de 1996. La iniciativa ha correspondido a Walter Veltroni, de 44 años, actual secretario general, quien, en una carta publicada en el diario La Stampa, se distancia de su pasado comunista y el de su partido afirmando cosas tan rotundas como la intrínseca "incompatibilidad del comunismo con la libertad".En el texto, que ha desatado una polémica virulenta en la izquierda de su partido, además de en las filas de las dos formaciones comunistas que existen en Italia, Veltroni asimila la historia del PCI a la del partido "que lloró por Stalin" y que en su día, "apoyó la represión de la revuelta en Hungría". Todo eso sin dejar de alabar "el coraje" de Enrico Berlinguer, el dirigente comunista que inició el distanciamiento con Moscú.

La intervención de Veltroni -que perteneció al gabinete de Romano Prodi y es el más firme candidato de la izquierda para suceder a Massimo D"Alema al frente del Ejecutivo-, llega un par de semanas después de que el secretario general de DS finalizara una moción que será presentada al congreso del partido en enero, en la que se refiere al siglo que termina como al "siglo de la sangre", parangonando, como ha hecho ya Juan Pablo II en varias ocasiones, los campos de exterminio nazis con el gulag soviético.

Un PCI sin comunistas

Lo más curioso del caso es que el dirigente poscomunista parece justificar su propia presencia en las filas del partido de Berlinguer, señalando que se podía militar en el PCI sin ser comunista. Entre otras razones porque, dice Veltroni, "el PCI que he conocido era una extraña criatura. Alcanzó el 35% de los votos sin gobernar jamás", pero, se pregunta: "¿Cuántos eran, entre ese 35% de electores que tenía en 1976 -cuántos incluso entre los dirigentes- los que creían en la ideología comunista, en el socialismo realizado?".

Lo cierto es que las siglas PCI desaparecieron del mapa político italiano en 1991, cuando Achille Occhetto, entonces su secretario general, selló la ruptura iniciada en 1989, dando vida al Partido de los Socialistas de Izquierda (PDS), y provocando una escisión entre éstos y los comunistas que no estaban dispuestos a renunciar a esta ideología. Entre ellos estaban Armando Cossutta, el nombre más citado en los papeles italianos de los archivos Mitrokhin, y Fausto Bertinotti, fundadores del Partido de Refundación Comunista.

La oposición ha aplaudido con tibieza la declaración de principios del líder poscomunista, considerándola un gesto insuficiente de ruptura con el pasado. "Si es sincero en lo que dice, ¿por qué no rompe con Cossutta?", señalaba ayer el líder de la derechista Alianza Nacional, Gianfranco Fini. De momento, ha sido Cossutta, presidente hoy del Partido de los Comunistas Italianos (PdCI) que apoya al Ejecutivo, el que ha criticado duramente a su aliado político.

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