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Del precio máximo al 'político'

Rato pidió a las petroleras españolas que no subieran los precios para aliviar el IPC

Fernando Gualdoni

Durante el mes de agosto, la fuerte subida de los precios de los carburantes en España se convirtió en el principal factor del alza experimentada por el índice de precios al consumo (IPC), que obligó al Gobierno a elevar su objetivo de inflación para 1999 del 1,8% al 2,4%. El Ejecutivo, con el titular de Economía, Rodrigo Rato, al frente, llegó casi a suplicar que las compañías petroleras españolas contuvieran en lo posible sus precios de venta al público. Al parecer, recibió la atención de la mayoría de los directivos del sector, ya que durante el mes de septiembre, y a pesar de que la cotización del crudo se mantuvo entre los niveles más altos en lo que va de año, los precios de los carburantes apenas experimentaron variación. Repsol, la operadora que controla el 44% del mercado, los congeló. Pauta que siguieron sus competidores con escasas excepciones. De hecho, los carburantes sólo subieron un 0,5% en septimbre respecto de agosto, según los datos de IPC anunciados el viernes. En julio y agosto habían subido el 4,4% y 4,1%, respectivamente.Situación inusual

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El reclamo del ministro Rato provocó que el mercado español de las gasolinas experimentara una situación inusual durante el mes de septiembre y lo que va de octubre. Las compañías petroleras no trasladaron al precio de sus carburantes la fuerte subida del precio del crudo, que tocó un máximo de 24,14 dólares el pasado 29 de septiembre, como tampoco repercutió la bajada de 3,6 dólares del barril de petróleo entre el 30 de septiembre y el 8 de octubre. Por si fuera poco, el pasado miércoles, Cepsa, la segunda petrolera española, anunció una reducción de una peseta en el precio de sus gasolinas sin plomo y súper. La decisión se produjo en plena recuperación del barril de crudo, que había ganado 1,80 dólares entre el viernes 8 y el miércoles 13 de octubre.

Las compañías petroleras decidieron la congelación de sus precios tras haberlos bajado una peseta el pasado 31 de agosto, en contra de la tendencia al alza del precio del barril. Hoy, tras la última bajada de Cepsa, los precios de las tres petroleras que controlan el 80% del mercado español de las gasolinas por volumen de ventas, Repsol, Cepsa y BP, están igualados.

Así, el precio del litro de la gasolina sin plomo de 95 octanos se sitúa actualmente en una horquilla de entre 113,9 y 123,9 pesetas; el de la súper de 97 octanos, entre las 119,9 y 128,9 pesetas; la sin plomo de 98 octanos, entre las 124,9 y 134,9 pesetas, y el del gasóleo de automoción, entre 91,9 y 102,9 pesetas. Estos precios representan la banda de mínimos y máximos de las tres grandes petroleras españolas. Hay diferencias de una peseta hacia arriba o una peseta hacia abajo dependiendo de cada caso. Si tomamos las gasolineras de Madrid, en la mayoría de éstas los precios son los siguientes: 122,9 pesetas por litro para la sin plomo, 128,9 para la súper y 101,9 para el gasóleo.

Los precios de las gasolinas no han seguido la evolución del crudo sólo en España, porque en el resto de la UE sí sucedió. Los precios sin impuestos de Repsol subieron un 0,12% en el caso de la gasolina de 95 octanos entre el 3 de septiembre y el 8 de octubre y un 0,04% en el caso del gasóleo en el mismo periodo. En cambio, durante el mismo tiempo, la gasolina de 95 aumentó una media de 1,89% en ocho países europeos, la súper un 2,42% y el gasóleo un 2,03%.

Esta diferenciación con el resto de la UE llama aún más la atención porque España siempre se ha caracterizado por ser el primero en trasladar la subida o las bajadas del precio del crudo desde que se liberalizó el mercado de hidrocarburos, el 5 de octubre de 1998. Esta rapidez del mercado español la han destacado en varias oportunidades tanto los petroleros como el propio Ministerio de Industria y Energía. En el resto de los países europeos hay un desfase de aproximadamente dos semanas en el traslado de los precios del crudo al de las gasolinas.

El desmarque de los precios españoles de los internacionales se aprecia claramente siguiendo la evolución de los precios de las gasolinas en los puertos de Rotterdam y Génova. En el primero, la gasolina sin plomo de 95 se cotizaba a 246 dólares por tonelada el 1 de octubre pasado y a 219 dólares el martes pasado. Es decir, que se redujo 27 dólares. Si se traslada esta rebaja a los precios sin impuestos de los carburantes en España, éstos debieron haber bajado 3,2 pesetas por litro durante la semana pasada. Si se ve la evolución del precio del mismo tipo de gasolina y durante el mismo periodo en el puerto italiano, el precio del carburante en cuestión debió haber bajado tres pesetas. Si se hace una media entre los precios de ambos puertos, el coste de la gasolina de 95 debería haberse reducido 3,1 pesetas.

Pero por qué el sector petrolero español no recogió este descenso del precio internacional de las gasolinas. Porque, como las propias fuentes del sector lo pueden explicar y demostrar, tampoco han recogido la subida anterior.

La congelación de los precios de los carburantes se produjo en un momento crítico para el objetivo de inflación que se había fijado el Gobierno español para este año. En el último Consejo de Ministros antes del receso veraniego, celebrado el sábado 31 de julio pasado, cuando el ministro Rato presentó el primer borrador de los Presupuestos Generales del Estado para el 2000 y cifró el objetivo de inflación en el 1,8%, ya comenzó a demostrar su preocupación por el impacto del precio del petróleo, que para entonces había llegado a 20 dólares por barril (un aumento del 100% sobre el precio de enero) sobre la inflación.

La mano que las petroleras echaron al Gobierno ciertamente se notó en el índice de precios al consumo (IPC) de septiembre, anunciado el viernes pasado. El índice aumentó un 0,2% en el último mes, lo que situó la inflación acumulada en los nueve primeros meses en el 2,3% y la tasa interanual (últimos 12 meses) en el 2,5%, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). En agosto, el índice había aumentado un 0,4%. La inflación subyacente (excluidos los productos energéticos y los alimentos frescos) no varió respecto a agosto, con lo que la tasa acumulada se situó en el 2,1% y la interanual en el 2,3%.

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Sobre la firma

Fernando Gualdoni
Redactor jefe de Suplementos Especiales, ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS como redactor de Economía, jefe de sección de Internacional y redactor jefe de Negocios. Es abogado por la Universidad de Buenos Aires, analista de Inteligencia por la UC3M/URJ y cursó el Máster de EL PAÍS y el programa de desarrollo directivo de IESE.

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