Imposibles
NEGRITASLa candidatura de Granada a los Juegos Olímpicos del año 2010 no es un asunto municipal ni parlamentario. Corresponde más bien a la esfera de los milagros. Quizá no sea una mera casualidad que las disputas sobre esta aspiración de fe hayan coincidido con la romería del Cristo del Paño de Moclín, un óleo de torpe hechura al que atribuyen milagros de todas las especies y al que los beneficiados rinden extravagantes pleitesías, como subir la cuesta caminado de espaldas o de rodillas y con un niño robusto sobre los hombros.¿No hubiera sido más efectivo que los promotores de la idea, Manuel Chaves y José Moratalla, y los que no saben a qué carta quedarse, como el andalucista Pablo Serrano, hubieran acudido a la romería descalzos, con su vela de penitentes y la bolsa repleta de monedas para auxiliar a los mendigos los contrahechos?
En realidad, Granada bulle de anhelos metafísicos, lamenta pérdidas que nunca han tenido vida propia. Por ejemplo, la conexión con el AVE. El diputado del PP Andrés Ollero y la senadora socialista Francisca Pleguezuelos no discuten ni contradicen una certidumbre, más bien construyen con meticulosidad filosófica una quimera.
Y esta sorprendente afición a discutir imposibles está influyendo incluso entre las capas marginales de la sociedad. En Baza, tres individuos eligieron, entre las muchas posibilidades que hay de atentar contra la propiedad particular, la más peregrina pues pudiendo robar una gema o un diamante minúsculo entraron en un cortijo y arramblaron dos mil kilos de almendras, botín pesado y molesto donde los haya. Ni que decir tiene que Emilio H. S., Israel A. C. y Félix G. G., fueron sorprendidos con la mercancía. ¡Otros que debieron a reparar su pobreza en la romería del Cristo del Paño!
El retraso entre unas ciudades y otras se evidencia en todas las facetas: tristes comunicaciones por tren, melancólicos ladrones de sacos con frutos secos. ¡Cómo iba a escoger la mafia rusa o siciliana el noreste de Granada!
Pero la desigualdad surge también en la misma capital, con sólo cambiar de barrio. El concejal de Cultura Jesús Valenzuela (PA) ha confinado el teatro Isabel la Católica a sala de cine juvenil y lugar de ensayo de la banda de música. Por estos desplantes tan raros en el gobierno tripartito ya hay quien le apoda, en secreto, Jesulín de Alquife.
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