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ELECCIONES CATALANAS

Duran admite que el fallido mitin de Pujol con Los Chunguitos fue un error

Los rivales de Jordi Pujol se regodearon ayer con el abucheo que sufrió el candidato de CiU el lunes por la noche. Pujol utilizó a Los Chunguitos como reclamo para un acto electoral, y el público, más de 15.000 personas, no le dejó hablar: quiso escuchar música, no mensajes políticos. Los demás candidatos opinaron que el presidente de la Generalitat trató de manipular un acto festivo y le salió el tiro por la culata. Duran Lleida, práctico número dos de la campaña de CiU, admitió que el mitin se organizó mal, porque la convocatoria se refería a un concierto gratuito.

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Durante toda la jornada del lunes, la emisora Radio Tele Taxi, muy popular entre la población castellanohablante, organizó un festival en el parque de la Guineueta, en el populoso distrito de Nou Barris de Barcelona. Iban a actuar Los Chunguitos y Maíta Vende Cá, y se contaría, además, con "la presencia" de Jordi Pujol. El concierto se realizó con un gran cartel del candidato nacionalista sobre el escenario, pero cuando Pujol trató de hablar, los pitos y el abucheo de miles de personas se lo impidieron. Los otros dos oradores previstos, Josep Antoni Duran Lleida y Artur Mas, ni siquiera llegaron a intentarlo. Pujol dijo algunas frases, salvó la situación con un aplaudido recuerdo a Camarón de la Isla y desistió. El candidato escuchó algunas canciones más y abandonó el parque, evidentemente contrariado.El responsable de la campaña de CiU, Pere Esteve, atribuyó el abucheo al "boicoteo de una minoría". "No fue una reacción espontánea", dijo. Esteve culpó a activistas "del ámbito vidalquadrista y socialista".

Pancartas y octavillas

Esteve utilizó como prueba varias pancartas y cientos de octavillas distribuidas durante el acto, en las que se denunciaba una supuesta discriminación del castellano. "¿Por qué sólo utilizan el castellano para cobrar impuestos y pedir tu voto? ¡Que no te tomen el pelo!", decían las octavillas.

Un dirigente de CiU tan cualificado como Josep Antoni Duran Lleida consideró, sin embargo, que él también "hubiera silbado hace años si durante un concierto de los Beatles hubiera aparecido un político".

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Duran opinó que habían existido fallos en la organización del acto, porque se anunció como un concierto gratuito, sin especificar su carácter electoral. Sólo las intervenciones radiofónicas de Carmen Sevilla, cuya belleza fue muy admirada por Pujol en su juventud, pidiendo el voto para el candidato nacionalista, indicaban la orientación de la fiesta. Duran, sin embargo, restó importancia al incidente y elogió las "tablas" demostradas por el candidato a la reelección.

Jordi Pujol se reunió ayer con los principales dirigentes de CiU, pero, según fuentes de la coalición, el asunto del lunes no fue abordado en ningún momento. El comité de estrategia de campaña sí habló del incidente, y consideró que, efectivamente, hubo errores.

El empresario y locutor radiofónico Justo Molinero, militante convergente, se ocupó de la convocatoria y logró reunir a 15.000 personas, pero el éxito de público -que entusiasmó inicialmente a la cúpula de CiU- constituyó un problema porque la mayoría ignoraba que Pujol, Duran y Mas tenían previsto intervenir.

El candidato socialista, Pasqual Maragall, consideró ayer "chungo" que Pujol tenga que recurrir a "festivales folclóricos" y atribuyó el error a que "no sabe hacer campañas, porque se han acostumbrado tanto a gobernar que sólo saben organizar actos desde el Gobierno". Joaquim Nadal, segundo de la candidatura socialista, se burló de Pujol y dijo que "cuando alguien tiene que recurrir a Los Chunguitos para poder hablar a una determinada gente, es que ha comenzado a perder, porque ha comenzado a perder los papeles". "No sabían que a la gente no se la puede manipular, que el electorado es inteligente".

Alberto Fernández Díaz, del PP, justificó los hechos diciendo que "quien siembra vientos, recoge tempestades", refiriéndose a la política lingüística de CiU. Josep Lluís Carod Rovira, de ERC, jugó con el nombre del grupo para calificar los hechos: "¡Qué chungo!", dijo.

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