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Vitoria acoge un montaje de "Fuenteovejuna" bajo el prisma de la Intifada

Diez actrices en escena, ocho andaluzas y dos palestinas, presentan hoy en el Teatro Principal de Vitoria una lectura del clásico de Lope de Vega Fuenteovejuna bajo el prisma de la Intifada. Se trata de una singular unión del Centro Andaluz de Teatro (CAT) y del grupo palestino Teatro de la Al-Kasaba, con textos de la escritora Ana Rossetti que refleja la lucha de la mujer en el mundo árabe con una escenografía que las protagonistas definen como "desnuda". Las actrices han debido realizar un arduo trabajo de voz y de cuerpo para interpretar papeles masculinos.

El director de la obra, Emilio Hernández, decidió hacer una coproducción con una compañía local, sirviéndose de la adaptación de Ana Rossetti, después de un viaje a Palestina.La conjunción de las dos culturas representadas en el montaje es perfecta según el propio director, que considera que existe una simbiosis entre lo andaluz y lo árabe."Como todo el mundo sabe, se trata de un hecho real ocurrido en el siglo XVII, cuando el comendador de la orden de Calatrava tomó por la fuerza Fuenteovejuna durante ocho años hasta que el final el pueblo, y especialmente las mujeres, le mataron", explica Maika Barroso, una de las actrices. Después de hacer un casting entre las "escasas actrices que existen en Palestina" y comprobar la "libertad vigilada que padecen", Hernández decidió acometer el proyecto, indica Barroso. La circunstancia de que no haya hombres en el reparto se debió a que "el abuso del poder en esos países afecta de manera especial a las mujeres y precisamente eran las protagonistas de la obra de Lope", subraya. El buen trabajo de las actrices no les deja, sin embargo, malparados, asegura.

La obra hace una crítica social en donde se narra "una parte de la guerra que no aparece en los libros de historia: las mujeres que son violadas, los niños maltratados, las casas quemadas", una situación que sufren de manera especial las mujeres.

Escenografía "muy desnuda"

El libreto original mantiene toda su vigencia -"se trata simple y llanamente de la imposición de la fuerza del poder, y ahí tenemos a Pinochet y las demás dictaduras"-, pero la adaptación ha buscado unir los rasgos andaluces con los árabes. "Hay una escenografía muy desnuda, e incluso nos cambiamos delante del público", señala María Alvarez, otra de las intérpretes. También tiene presencia constante la música, "que mezcla bulerías, tangos y ritmos de origen árabe de una manera muy natural" "El mestizaje enriquece muchísimo el resultado, e incluso a nosotras como profesionales", resaltan las actrices.

Los personajes masculinos no están caricaturizados: "No se trata de una obra feminista. Somos mujeres y contamos una historia sin trampa ni cartón". Las actrices palestinas hablan en árabe, pero el espectador no pierde el hilo de la narración.

La escenografía vacía que se presenta en escena cuenta únicamente con una verja que simboliza "la libertad condicionada que padecen los palestinos en la actualidad". La parte final de la obra, la que narra la rebelión popular contra el comendador, reproduce el modelo de la Intifada, y se trata de un explosión de alegría, dentro de una obra que consideran "muy coral". Las protagonistas palestinas recibieron un premio en el Festival de Almagro y la obra tiene ya una andadura de ocho meses por escenarios españoles.

Este montaje llega a la capital alavesa dentro del Festival Internacional de Teatro de Vitoria, cuya próxima obra en subir al escenario del Principal será El espejo de Velázquez, una obra de Antonio Álamo montada por la compañía Territorios Nuevos Tiempos que se podrá ver el próximo jueves.

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